Pandilla salvaje encañonó a niños en asalto a casa de Peñaloléin

No hay caso. Aunque las policías no paran de meter a la cana a bandas de cabros chicos por choreos a casas, los locos bajitos siguen organizándose para asaltar a diestra y siniestra.
En la noche del jueves un grupo de cumitas que no supera los 18 años volvió a hacer de las suyas, esta vez en un barrio residencial de Peñalolén que tiene hasta guarda privado. Encañonaron a dos niños de cinco y ocho años y amarraron a toda la familia.
Las víctimas quedaron tan choqueadas, que decidieron esconderse por varios días en casa de familiares.
TARJETAS
Cerca de la una y media de la madrugada, cuatro gárgolas y una diablita llegaron hasta la Villa Los Maitenes y eligieron una casa esquina para ponerse manos a la obra.
Con fuerza inusitada para un cabrito en plena pubertad, doblaron los fierros de la reja del antejardín y metieron sus cabezotas. Luego ingresaron por la ventana de la cocina.
La dueña de casa se despertó con la punta de una pistola en su rostro. Le amarraron las manos con el cable de un cargador de celular, amenazaron a los menores y los encerraron en una pieza.
Tras buscar exhaustivamente algún atisbo de dinero, joyas o trabucos, sólo encontraron 10 lucas.
Para no irse con las manos peladas se llevaron una cámara digital, joyas, cuadros y las tarjetas de crédito con las claves.
La banda actuó con tal sigilo que los vecinos no escucharon ni un chillido. Y eso que se quedaron en el antejardín hasta las cuatro de la mañana.
Las víctimas demoraron una hora en zafarse de las amarras. Carabineros de la 43a Comisaría y la PDI llegaron al lugar para buscar pistas de los sospechosos.
No pudieron reconocer a los chacalitos, porque les alumbraron la cara con linternas.
"Los niños quedaron muy choqueados, afectados con todo lo que pasó", expresó el padre de las víctimas, que se salvó de la experiencia porque estaba trabajando.
BICI
Según vecinos, el barrio era súper seguro hasta hace unos seis meses, fecha en que la última calle de la villa se abrió hasta avenida Quilín.
De ahí, aseguran, los habitantes han sufrido ene atracos. Una vez robaron tres casas en una misma noche. Meses atrás, en la misma casa donde ocurrieron los dramáticos eventos, se pelaron una bicicleta.
La PDI maneja el retrato de uno de los sospechosos.
Claudio Sanz S.
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