El Papa pidió perdón a víctimas de abusos y valoró dignidad de los presos

El segundo día del Papa Francisco en Chile comenzó temprano. A las 9 de la mañana fue recibido en el Palacio de la Moneda por la Presidenta Michelle Bachelet.

"No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia", dijo Su Santidad durante su primer discurso en Chile, en el Palacio de La Moneda.

Y desde la misma sede del Gobierno emprendió viaje hacia el Parque O'Higgins, donde ofició la "Misa por la Paz y la Justicia".

Fue en ese trayecto donde vivió un inesperado momento. Aunque todo parecía tranquilo y bajo control, el Sumo Pontífice recibió un objeto en pleno rostro que generó preocupación entre sus fieles.

"Bienaventurados ustedes que se dejan contagiar por el espíritu de Dios y trabajan por un nuevo Chile", dijo el Pontífice

"¡Cuánto conoce el corazón chileno de reconstrucciones y de volver a empezar; cuánto conocen ustedes de levantarse después de tantos derrumbes! ¡A ese corazón apela Jesús; para ese corazón son las bienaventuranzas!", añadió.

La multitudinaria misa congregó a más de 400 mil capitalinos y hasta hizo colapsar el Metro.

Luego de la "Misa por la Paz y la Justicia", el Papa Francisco retornó a la Nunciatura para descansar antes de sus actividades de la tarde.

EN LA CÁRCEL DE MUJERES

Cuando eran las 4 de la tarde el Papa Francisco arribó al Centro Penitenciario Femenino, en San Joaquín.

Allí compartió con las internas y bendijo a los hijos de las reclusas, en la que es su primera visita como Sumo Pontífice a una cárcel de mujeres.

A la actividad también llegó la Presidenta, Michelle Bachelet.

Nelly León, capellana de la cárcel de mujeres, lanzó la frase más poderosa de la jornada: "Lamentablemente en Chile se encarcela la pobreza".

Por su parte, la interna Jeanette Zurita emocionó a todos con su pedido de perdón: "Pedimos perdón a los que hemos herido con nuestro delito. Sabemos que Dios perdona, pero queremos pedirle perdón a la sociedad", dijo.

"Estar privadas de libertad no es sinónimo de pérdidas de sueño y esperanzas. Sí, es duro, pero no quiere decir perder la esperanza. Estar privado de libertad no quiere decir estar privado de dignidad", enfatizó el Sumo Ppntífice al hacer uso de la palabras.

ENCUENTRO CON RELIGIOSOS

Tras la actividad en la cárcel de mujeres, el Santo Padre se dirigió a la Catedral Metropolitana.

Allí sostuvo primero un encuentro con cientos de religiosos.

"Conozco el dolor que han significado los casos de abusos ocurridos a menores de edad y sigo con atención cuanto hacen para superar ese grave y doloroso mal. Dolor por el daño y sufrimiento de las víctimas y sus familias, que han visto traicionada la confianza", enfatizó el Papa Francisco.

A continuación se reunió con los obispos del país, entre ellos el de Osorno, Juan Barros.

En la ocasión valoró la presencia de monseñor Bernardino Piñera, "el obispo más anciano del mundo", según recalcó.

Mientras se efectuaban estos encuentros, en las afueras de la Catedral se produjeron manifestaciones en contra del obispo Barros.

Luego de la cita con los religisos, emprendió viaje con destino a Estación Central.

Miles de personas lo esperaron a las afueras del Santuario del Padre Hurtado.

Allí sostuvo lo que se denominó como un encuentro con el Cristo Pobre.

Entre otros alimentos, bendijo unas sopaipillas. "Ojo que en la bendición no pedí que cayeran mal al hígado, porque tienen muy buen olor", tiró la talla.

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Una vez concluida la cita, subió al auto que lo traslada y se dirigió a la Nunciatura, donde pernoctará antes de emprender viaje a Temuco mañana miércoles.

Pero antes de ingresar a la Nunciatura otra vez rompió el protocolo y se acercó a las personas que lo aclamaban. Y aprovechó de bendecir a varios pequeñitos.

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