La historia data de 2015: ese año, Pablo Muñoz Giácaman, un exejecutivo del BancoEstado, comenzó a estafar a personas mayores que pedían créditos a la institución.

Por ejemplo, uno de ellos solicitó 20 millones de pesos, pero Muñoz sacó la suma de 35 millones.

"Falsificaba documentación respecto de créditos solicitados, presuntamente, por empresarios del transporte, que no eran ciertos, ya que sacaba el dinero para intereses personales", determinó tras la investigación el fiscal de la unidad anticorrupción del Biobío, Patricio Aravena.

La justicia, de hecho, sostuvo que Muñoz defraudó al BancoEstado con cerca de 500 millones de pesos. Por este motivo, el pasado 25 de junio, luego de estar en prisión preventiva y arresto domiciliario, se le dictaminó una condena de siete años tras las rejas.

Pero no llegó a suceder: el exejecutivo, tras escuchar el castigo, se dio a la fuga.

Desapareció incluso sin avisar a su defensa: "Desconozco las razones por las que no se presentó y nunca más se contactó conmigo", dijo en su momento su abogado, César Ramírez.

Inminente caída

Pero no pudo escapar para siempre. La tarde de este jueves, la Policía de Investigaciones (PDI) dio con el paradero de Pablo Muñoz Giácaman. La información fue difundida por el Ministerio Público.

Tras varios días prófugo, ahora Muñoz cumplirá su sentencia y, ojo, sin derecho a apelación.