Pisó el palito siete veces y no le hace asco a uno más

Un militar, un camionero, un gásfiter, dos mineros y un misterioso paraguayo ocupan reglones corridos en las libretas de matrimonio que acumula Editha Angelica Leiva Torres, una iquiqueña de 54 años que se ha transformado en la más pisadora del palito de todo el país. ¡Uff!
La Elizabeth Taylor chilena inició su vida marital a los 15 años. No sabía dar besos, pero eso le daba lo mismo, pues quería alejarse de su familia que vivía en Santiago y la amenazaba con ir a buscarla al norte. “Preferí mil veces casarme y apartarme de esa casa en la que convivía con 11 hermanos y papás fregados, donde no la pasábamos muy bien”.
CURRÍCULUM
Al llegar al altar, la doña le juró amor eterno a su Arturo Peña, un militar de la zona, pero ese juramento duró poco y el matrimonio se acabó al mes.
“Él se portó muy bien, tanto así que nos casamos dos veces en seis años”, desclasificó le mujer, quien asegura no haber estado enamorada del uniformado.
Luego de estar tres años solita, el amorsh tocó nuevamente a su puerta y agarró vuelo con Guillermo Guzmán, un camionero con el que se casó y recorrió todo Chile. “Al principio, tanto de aquí para allá, fue bonito, pero me empecé a aburrir. Sobretodo porque también era medio celoso. Y como yo era bien pellejona, se ponía como loco”, recuerda.
Finalmente, la dama se aburrió y le dio el filo al camionero, para abrirse a un nuevo amor.
¿Y quién será esta vez? El tercero pero cuarto de la lista fue Manuel Soto, un minero que se manejaba con la picota, pero tras recibir el sobre azul se fue a negro y tomó la peor decisión. “Después del camionero estuve tres años soltera hasta que conocí al único marido que falleció. Se suicidó, supuestamente, por estar cesante, pero no sé. Tenía problemas, por lo que quedé viuda a los 37”.
Los años pasaron y la falta de acción dejó huellas en su cuerpo. Y justo conoció a Ángel Pizarro, un gásfiter de la construcción a quien describe como “muy buena persona” y que le ayudó a destapar toda la pasión acumulada por años.
Pero la llama del amor se apagó y pasó el siguiente: un paraguayo con el que contrajo matrimonio en aquel país y la cosa no resultó. Por eso, están en los trámites de divorcio.
La iñora pisó el palito nuevamente con otro galán. ¿Y adivine? Están con dramas y hay probabilidades de que se divorcien.
“Yo me vuelvo a casar hasta el último día de mi vida porque nunca voy a ser amante de un hombre. Me meto con puros solteros. Eso es así. No me gustan los casados ni he destruido matrimonios”, concluyó.
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