Un inocente juego de imitación al "Chavo del Ocho" terminó ayer por costarle la vida al pitufito Gonzalo Vargas Ortiz, de 5 años, quien agonizó más de 20 horas tras sufrir  de  asfixia al meterse a un canasto de ropa de cama.

La tarde del jueves el conchito de su familia jugaba feliz en el patio de su casa de San Bernardo.

Según su hermana, Carolina Vargas (19), el peque acostumbraba, al igual que el "Chavo", a refugiarse al interior de un tambor de cartón (envase de comida para mascotas), donde mantenía sus juguetes. Desafortunadamente el jueves ingresó al receptáculo con frazadas y al anochecer, cuando su familia se percató de su silencio, lo encontraron semiasfixiado por el peso de la ropa de cama.

A las 21.30 horas Gonzalito fue trasladado hasta el Hospital El Pino y desde allí derivado al Exequiel González Cortés, donde quedó internado en la Unidad de Cuidados Intensivos, UCI, a cargo del pediatra Juan Pablo Díaz.

Gonzalito pasó la noche del jueves y la tarde de ayer con ventilación mecánica y en un estado cercano a la muerte cerebral, hasta que a las 17.25 horas expiro ante el sufrimiento de sus padres.

¿POR QUÉ?

Aunque teorizar sobre una tragedia nunca restañará las heridas, La Cuarta conversó con el pediatra Sergio Aguilera Barbas, director del Hospital de Niños Exequiel González Cortés, quien dio luces sobre lo ocurrido.

"Apenas comienza a movilizarse, entre los 12 meses y los 6 años, los padres deben considerar que sus hijos están expuestos a graves riesgos en el hogar: Ellos pueden ahogarse en 10 centímetros de agua, electrocutarse o sufrir graves traumatismos por falta de protección en las escaleras que conducen al segundo piso. También son peligrosísimas las estufas a gas con panel irradiante", advirtió.

En el hospital -que ayer fue el epicentro de un nuevo drama familiar provocado por un accidente doméstico-, el doctor Aguilera alertó: "Aquí son habituales los ingresos por dichas causas, la mayoría de las cuales denotan la falta de previsión de los padres. ¡Ojo con las bolsas plásticas! Los niños se las ponen en la cabeza y el material se adhiere a sus rostros y fallecen por asfixia".

Manuel Vega O.