La docena de compañeros de trabajo y amigos de Rosa Alejandra Pino Araneda (37) probablemente no cachan la campaña que lanzó el Sernam contra la violencia hacia las mujeres, pero al terminar la formalización de Jonathan Gámez (36) gritaron a todo pulmón el directo mensaje: "Maricón".

La gente reaccionó de esa forma después de escuchar el relato del fiscal Centro Norte, Ernesto Vásquez, que comentó el extraño comportamiento de Gámez en la Brigada de Homicidios, tras ser detenido por parricidio.

Apenas vio al fiscal, el venezolano acusado de golpear y estrangular a su mujer entre el viernes y el sábado pasado, sacó de entre sus ropas una carta, supuestamente escrita a máquina por su esposa, en la que se disculpaba por denunciarlo a la policía por violencia intrafamiliar. Curiosamente, era la misma misiva que Pino entregó a la conserjería de su edificio, ubicado en calle Dieciocho. En sus pertenencias Gámez tenía tres cartas iguales.

El hombre, detenido la tarde del martes en el motel Eros, ubicado en Gorbea con avenida España, fue trasladado con todas sus pertenencias a la BH. Al abrir la maleta que llevaba sus prendas, el persecutor se dio cuenta de otra rareza: Toda su ropa estaba húmeda, como recién lavada.

"Desde la maleta levantamos una polera que tenía una mancha pardo rojiza que parecía sangre. De manera espontánea el imputado dijo: 'Ah, esa sangre es de mi mujer, pero de la menstruación'", comentó Vásquez.

De acuerdo a los datos recabados por la BH, la mujer fue encontrada boca abajo a un lado de la cama. En su cuello estaban marcados dedos pulgares. Tenía heridas en la oreja derecha y en su frente. Cerca del velador los peritos encontraron un vaso con varias pastillas de veneno para las ratas.

La fiscalía presume que una vez que estranguló a la mujer, Jonathan habría nintentado quitarse la vida. El imputado habría estado al menos 24 horas a solas con el cuerpo de Pino.

Pese a que el venezolano arguyó que al momento del crimen no estaba en el depa, la cámara de vigilancia del edificio lo muestra saliendo el día domingo.

Tampoco le ayuda la declaración de una amiga de la víctima, quien asegura que en septiembre Gámez estranguló a su mujer hasta hacerla perder el conocimiento. Según le comentó Rosa, despertó en la ducha, mientras su esposo le pasaba un cepillo de dientes por el cuello para borrar los moretones.

"Él cometió el hecho de una manera calculada y fría. Tiene una idea en su cabeza que la está tratando de concretar a través de elementos inverosímiles", dijo Vásquez.

El abogado defensor, Andrés Figueroa, pidió informes siquiátricos, pues antes de la audiencia Gámez contó que tuvo un largo tratamiento para curar una patología mental.

Desde Venezuela, Rómulo Pino, padre de la joven, indicó que no podrá viajar a Chile. El cuerpo de la víctima será retirado por una tía desde el Servicio Médico Legal. Luego será cremado y llevado hasta donde sus padres.