Cada vez las tardes y noches están más heladas. Eso quiere decir que el invierno se acerca galopante y que ni una rica cucharita bajo las sábanas podrá mantener el calor necesario para no morir congelado.

Por eso la barra recurre a una estufita, la que se debe ajustar al presupuesto mensual a la hora de comprarla y de echarle combustible. Pero ojo, porque hay algunas que son más tóxicas que curadera con pipeño.

Según sapeó un estudio del Dictuc de la Universidad Católica respecto a la contaminación intradomiciliaria que producen los artefactos, la que salió peor evaluada fue la fiel estufita a parafina, esa en la que uno mantiene el té calentito y le pone cáscaras de naranja para el olor.

El estudio se hizo en estufas a parafina clásicas, las nuevas conocidas como modernas sin mecha, estufas convectivas y radiantes a gas y hasta un brasero.

Las únicas que no se analizaron fueron las asociadas a energía eléctrica, que producen cero contaminación.

El subgerente del área Energía Sustentable DICTUC, Fabián Hormazábal, dijo a La Cuarta que "por ningún motivo hay que usar un brasero al interior del hogar porque es lo más tóxico que hay. Una persona puede morir en una hora si inhala los gases producidos por el carbón encendido".

Después del brasero, la estufa a parafina fue la más contaminante, con niveles malos en material particulado y monóxido de carbono.

Las "sin mechas" pasaron la prueba del monóxido de carbono, siendo la menos contaminante, pero guatearon en óxidos de nitrógeno, donde son las segundas más cochinonas, superadas solo por las estufas a parafina modernas con mecha.

Las estufas convectivas a gas licuado y natural son las que tiran menos material particulado, eso sí cuando están nuevas. El experto aseguró que toda artefacto que ya está usado, aumenta su nivel de contaminación.