En 1991, el mismo año que se disolvió la URSS, Ucrania pasó a ser un país independiente junto a otras 15 repúblicas. Desde ese punto, la nación emergente decidió acercarse inmediatamente a la Unión Europea (UE), con el fin de buscar una mayor democracia y una imagen distinta.

El ideal de alejarse lo máximo posible de la forma de gobernar en Rusia dio sus frutos cuando en el año 2008, la UE invitó a Ucrania a unirse a la OTAN, organización estadounidense que promete defender a los países que sean miembros en caso de algún ataque militar de una potencia externa. Obviamente, la incorporación de Ucrania no fue bien vista por Vladimir Putin, quien incluso cinco años después le pidió al presidente ucraniano de ese momento, Víktor Yanukóvich, que echara marcha atrás en el trato.

Debido a que en Ucrania existen movimientos sociales prorrusos, a causa de la unión a la OTAN se generaron gran cantidad de protestas que fueron fuertemente reprimidas, dejando un saldo de más de 100 muertos.

Gracias a la inestabilidad ucraniana, Vladimir Putin decidió invadir la península de Crimea, la cual el presidente ruso quería debido a que es un lugar estratégico que ofrece una gran salida al Mar Negro. Desde Rusia realizaron un referéndum para quedarse con el lugar que internacionalmente fue considerado ilegal.

Desde ese momento, las relaciones entre ambos países se tensaron hasta el día de hoy. De hecho, cuando en 2014 Rusia recuperó Crimea, Vladimir Putin dijo “Crimea ha vuelto a casa”, frase que avivó a los movimientos prorrusos en Ucrania para volver a luchar por regresar a la potencia internacional.

Internacionalmente la invasión rusa tuvo gran cantidad de condenas, sanciones monetarias y la petición constante de que devuelvan Crimea, pero el presidente ruso ha asegurado en distintas oportunidades que jamás lo hará.

Gracias a que esta situación incrementó las manifestaciones prorrusas en Ucrania, Rusia decidió apoyar a este grupo separatista, incluso mandándole armas para que puedan defenderse de los militares locales.

Proceso actual

En este momento, según distintas fuentes internacionales, Rusia tiene más de 100.000 militares en la frontera ucraniana. A pesar de esto, aún no son claras las reales intenciones del presidente ruso, Vladimir Putin.

Algunos expertos aseguran que la ocupación tiene que ver con el apetito expansionista de Putin, pero que el mayor motivo de todo esto es acobardar al país hasta la sumisión política para intimidar a la OTAN.

A pesar de esto, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ante una amenaza inminente pidió exhaustivamente que ingresaran las tropas de la OTAN, situación que obviamente no fue bien recibida en Rusia.

Finalmente, ante la posibilidad inminente de una invasión, la comunidad internacional liderada por Estados Unidos, está lista para ejecutar una respuesta en caso de que los militares rusos pisen suelo ucraniano.