A veces un comentario simple, dicho a la rápida, puede causar daños graves en la autoestima de una adolescente. A la hija de una amiga, el pololo le dijo: "estás más gordita", la chica ya era delgada, pero algo hizo clic en su cerebro y poco a poco comenzó a comer menos, usaba ropa ancha y grande. Empezó a bajar de peso, a los seis meses ya era evidente. La mamá la llevó a la sicóloga, han pasado dos años, sigue con el mismo pololo, que comprenderán que en la familia no lo pueden ver, porque no sólo le hizo un daño terrible, sino que, además, no la ha contenido durante todo este proceso, que no es rápido ni fácil de solucionar.

Su madre recuerda que la niña comenzó a obsesionarse con las dietas, con la alimentación y con los ejercicios. Su objetivo era no subir de peso. Su relación con la comida comenzó a ser enfermiza, cada vez que tenía que comer, se ponía a calcular las calorías, sólo así comía.

La pérdida de autoestima ha sido fuerte, porque ella era alumna de promedio sobre 6, ingresó a la universidad y estudia derecho; pero sigue encontrándose gorda, ha pasado el tiempo y sigue delgada. Su familia se ha dedicado a cuidarla y protegerla, pero la anorexia es una enfermedad que cuesta erradicar y que para superarla se necesita todo el cariño de la familia, de los amigos y del entorno en cual se mueve las chicas.