Crónica

¡Qué penca! Odioso tsunami le inundó "El Hoyo" a Bladi

Al pasear por las callecitas de Talcahuano aún se pueden observar vestigios del terremoto y el devastador tsunami que el 27F dejó a la ciudad puerto más machucada que la ñata del gran Martín Vargas.

Letreros que rezan: "Hombres trabajando", algunas caritas largas y mil historias de esperanza escriben las líneas de un relato vivo que todavía no tiene fecha de expiración.

Entre los escombros de muros y vitrinas, sobresale el ñeque de un compipa que está en la boca de todos los choreros. Un titán de esfuerzo que se echó a los hombros la reconstrucción de su restaurante de nombre "El Hoyo".

Bladimiro Guajardo, es conocido por la barra de Talcahuano como el hombre al que el tsunami le dejó "El Hoyo" bueno para nada.

Aclarada la película, se puede señalar con toda propiedad que con 104 inviernos recién cumplidos el pasado 27 de julio "El Hoyo" es la picada más típica y vieja de Talcahuano.

El buen conejo escabechado, con el tonto pedazo de longa, y el cuero de chancho son los manjares dignos de un pachá que la carta mantiene intactos pese a que las malditas olas posterremoto intentaron terminar con la tradición culinaria.

Pero no todo es puchero. Para echarle al gaznate el rearmado local también tiene un arsenal de bebestibles chacoteros: El ponche de picoroco y la cañita de tinto hacen que los parroquianos se echen el gorila al hombro.

Claro que los amantes del webeo tuvieron que esperar con paciencia de monje tibetano siete meses, para sentarse nuevamente en el local, luego que el mar dejara para la escoba el primer piso del restorán la penca noche del 27/F.

Con el nuevo corte de cinta don Bladimiro Guajardo, guaripola a cargo hace 21 años del restaurante ubicado en Colón 200 frente al desaparecido mercado, se paró atrás del mesón y pensó en voz alta: "Acá hay que recordar lo que pasó".

A la mente del titán vinieron inmediatamente las terribles imágenes del desastroso terremoto y la fuerza de las olas que se llevó casi todo. Pero Bladi no se achacó. Acostumbrado como buen chileno a doblarle la mano al destino y a no llorar sobre la leche derramada, encendió su ampolleta y tuvo una astuta idea para empezar de nuevo.

"El mar dejó el primer piso destrozado. Fueron cómo $22 millones en pérdida. Tomé un lápiz y dibuje hartos carteles sobre un papel. Hasta que se me ocurrió esta frase y le pedí a un amigo que es pintor que me hiciera el cartelito para dejar un registro de hasta donde el mar inundó El Hoyo", explicó Guajardo.

Ahora brilla majestuosamente a 2 metros 40 centímetros del suelo, en una pared que está junto al bacán tocadiscos, la frase que reza: "Hasta este nivel llegó el tsunami que me hizo pedazo El Hoyo el 27 de febrero 2010".

Para ponerle la guinda al pastel, Bladi mandó a pintar una línea azul con inofensivas olitas para que a nadie se le olvide, ni siquiera con un medio pato de chicha con pipeño, que el mar marcó a fuego a los choreros de Talcahuano.

"Llega gente de otros puntos del país a tomarse fotos con el cartelito y de paso para comprar algo para el mastique", agregó el creativo.

"La primera vez que lo vi me maté de la risa, a parte "El Hoyo" es cómo La Cuarta. Es del pueblo", verseó Nelson Mendoza con su hígado intacto, devoto de hace una década del local.

La versión chorera de La Piojera ya prepara barriles y pañuelos para zapatear con cuática este 18 de septiembre.

"Cómo todos los años serán tres días de La Fonda del Hoyo. La chicha ya la trajimos desde Trehuaco", remachó Bladimiro, más inflado que pelota de playa.

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