Quién te parece más de carne y hueso entre Margarita Faúndez y Jorge Carinao

''Si pudiera ver me encantaría manejar un auto libremente en cualquier calle del mundo''
-¿Qué tal estar en Toronto?
-Es el logro más alto de mi carrera deportiva. El más importante y bonito. Uno siempre lo sueña, me esforcé harto.
-¿Qué hiciste con la medalla?
-¡La tengo acá! Ando con ella en un bolsito, porque llegué hace poco a Chile y todos quieren verla. Me ayudó Dios, mi familia, mi mamá -compañera de vida- y también está mi pololo.
-¿Cuándo perdiste la vista?
-Supuestamente nací sin ningún problema. A los 9 meses me descubrieron estrabismo y a los 5 años supieron que tenía retinitis pigmentosa, una enfermedad genética hereditaria y progresiva. Hoy veo alrededor del 2%. Un poco de luz, sombra, bultos.
-¿Y cuándo te tincó el atletismo?
-En el colegio me eximieron de educación física porque me podía pasar algo, así que nunca hice deporte. A los 20 años empecé a correr, gracias a mi pololo Alejandro, que me decía que fuera al Nacional a probar. Después de tres meses de insistir le hice caso.
-¿Planes de matri?
-Siempre hay, llevamos como siete años juntos. Me gustaría vestirme de blanco, con una linda ceremonia, como toda mujer lo sueña.
-¿Te asusta que tu estado complique tu rol de madre ?
-Para nada. Mi sueño es ser mamá. Ninguna medalla será más importante que eso. Claro que a veces preocupan ciertos temas, como no poder ver si se está ahogando, pero con todo el amor que tengo esas cosas se superan.
-¿Qué te dice la “discapacidad”?
-Como persona ciega que soy no me aflige si me dicen cieguita, ciega, no vidente, discapacitada visual. Lo importante no es cómo te dicen, sino cómo te tratan.
-Si tuvieras la chance de volver a ver, ¿qué te gustaría hacer?
-¡Ufff! Me encantaría manejar un auto libremente en cualquier calle del mundo. También ver cómo es mi gente, ver la naturaleza...
-¿Qué viene ahora?
-El desafío más próximo es el Mundial de Qatar en octubre. Estoy clasificada en 400 y 1.500 metros, y quiero pelear una medalla. Después viene Río 2016, ya estoy dentro en los 1.500.
''Mi mamá no entendía por qué seguí haciendo pesas si ellas me dejaron en silla de ruedas''
-¿Qué tal estar en Toronto?
-¡Uf! Ha sido importantísimo. Cuando estaba en el podio recordé todo lo que pasé para llegar ahí. El año pasado por una herida no estuve en los Odesur, ni en mundiales y me dieron como un ultimátum. Ha sido sacrificado todo.
-¿Qué hiciste con la medalla?
-La tengo al lado mío, jajaja. Aún la miro a veces. Se la dedido a mis padres, que me motivaron a volver al deporte. A mi mamá le costó al principio, no entendía por qué seguí con las pesas si ellas me dejaron en silla de ruedas.
-¿Cómo recuerdas el accidente?
-Hay un video que preferí nunca ver. El tercer intento cayó derecho. Era un peso que manejaba, levantaba más que eso. No le echo la culpa a nada, al final fue un accidente. Fue triste, chocante, irreal. Era una competencia privada, el 20 de diciembre de 2008.
-¿Y cuándo te tincó hacer pesas?
-Tenía 14 años y fue súper raro. En el colegio el profe dijo el que quiera probar con pesas se va con este entrenador y los demás juegan a la pelota. Fue por descarte, porque me carga el fútbol. Luego me dijeron que no, pero yo decía qué tan difícil puede ser. Fue un desafío.
-¿Pololeas? Dicen que tienes arrastre...
-Jajaja, me preocupo de verme bien, pero como cualquiera. No por estar en silla de ruedas no lo haré. Y sí, pololeo, ella se llama Catalina y llevamos dos años y medio.
-¿Te asusta que tu estado complique tu rol de padre ?
-Me da un poco de miedo, pero no por cómo lo vaya a tomar mi hijo. Pienso en cuando esté recién nacido, si lo cargo en mis brazos, cómo me muevo. Son preguntas así.
-¿Qué te dice la “discapacidad”?
-Me da lo mismo la palabra. Igual hay algunos discapacitados que le ponen color, son resentidos, casi intocables. La palabra que no me gusta es inválido.
-Si tuvieras la chance de volver a caminar, ¿qué te gustaría hacer?
-Es raro... Obviamente lo que más me gustaría es caminar, pero también quiero terminar mi vida deportiva. Si caminara ya no sería discapacitado, no competiría como paralímpico. Lo que más me motiva son las metas deportivas.
-¿Qué viene ahora?
-La idea es buscar la clasificación a Río, que está difícil. Debo figurar dentro de los ocho del mundo. Ahora estoy cambiando de categoría, de 54 a 59 kilos.
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