"Para pasar el frío dormimos cucharita con los arrieros"

A sus jóvenes 46 primaveras, el odontólogo José Alberto Auil ya tiene la mansa historia para contarle a sus nietos, luego que sobreviviera tres días en la montaña tras aterrizar de emergencia con su planeador en la Cordillera de los Andes.
El aperrado profesional, quien fue rescatado el miércoles en un helicóptero desde el lado argentino, a unos 10 kilómetros del sector Laguna El Copin en Putaendo, ayer fue dado de alta y contó con lujo de detalles su sorprendente travesía.
"Salí el domingo a las 13 horas desde el Club de Planeadores de Vitacura, rumbo al norte. Mi idea era hacer un circuito de unos 500 kilómetros y después regresar", detalló Auil, cuyo nombre de aviador es "Apache".
Mientras paseaba por el cielo azulado, el dentista aventurero se fue a meter en unas brígidas corrientes de aire con pinta de transformarse en tormenta. "Los planeadores somos como los surfistas que buscan las olas más grandes", explicó.
El problema para "Apache" es que el vendaval se le fue en collera, por lo que su instinto de aviador le recomendó un aterrizaje de emergencia.
"Caí en un lugar de difícil acceso, pero afortunadamente no me pasó nada. Me sentí culpable por romper el planeador del club y por la angustia de quienes me esperaban", confesó José.
Tras cabecearse un rato, "Apache" decidió que lo mejor era caminar río abajo, porque a tanta altura le faltaba oxígeno y el frío es letal.
Como sabía que lo iban a buscar, Auil escribió un mensaje en el avión, donde avisaba que estaba a la pinta y caminaría río abajo. Debido a su conocimiento de supervivencia se avispó y sacó algodón y alcohol para prender fuego, junto a su paracaídas, para taparse.
En su primer pique, según sus cálculos, recorrió 10 kilómetros hasta que se oscureció. "Pucha que hay poca leña en la montaña y por la cresta que es difícil encontrarla de noche", leseó el optimista.
Tras su primera noche a la intemperie, "Apache" estaba medio molido, pero a puro ñeque y pensamiento positivo siguió en marcha. De pronto comenzó a nevar y el hombre cachó que la cosa se ponía color de hormiga.
"Ahí ocurrió algo que yo interpreto como un milagro. En todo el camino no había ningún indicio de vida humana, ¡y me encuentro con dos arrieros!", relató "Apache" entre lagrimones.
Si bien en un primer momento los gauchos no querían llevárselo, porque lo consideraban un cacho, Auil se los ganó a la buena y les ofreció comprarles el burro.
"Al final me llevaron hasta su refugio y yo me transformé como en la dueña de casa de la pirca. Ellos salieron a ver los animales y yo los esperaba con el fuego prendido. No tengo nada de Rambo", confesó "Apache".
"Para pasar el frío dormimos cucharita", remató el odontólogo, quien quiere puro ubicar a los paletas para darles las gracias.
APRENDIÓ DE CAPO QUE SALE EN LA TELE
Aunque tiene hartos libros de supervivencia y cacha mucho del tema, José se inspiró en el programa de la tele "A prueba de todo", del que es fanático, para ganarle a la Pelá.
"Este gallo siempre recomienda que uno siga el río, porque así se puede encontrar gente, así que le hice caso", comentó el aviador.
En su primera noche en la soledad, Auil estaba sin refugio, por lo que buscó una roca grande como respaldo y se tapó con el paracaídas, igual que el protagonista del cocido, Bear Grylls (en la foto).
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