El corresponsal pop, Pablo Barría, pasó la noche en la casa embrujada y sobrevivió para contarlo, aunque sus pañales, no soportaron la velada.
Pablito contó que en la tarde "afuera de la casa el aire se podía rebanar con un cuchillo, había algunos religiosos que le fueron a pedir a un curita que hiciera una misa ahí mismo para sacar al demonio que estaba en la vivienda, aunque no faltó el que dijo: Déjenlo allá dentro no más, que acá afuera estamos bien".
"Más tarde el religioso mexicano Luis Felipe Izquierdo dijo que el demonio era 'demonia'. Que era femenino. 'Hice tres rituales y ya se fue, aquí se abrió un portal por algún conjuro que algún chamán hizo, pero descarto que se trate del juego de la güija o que la familia haya hecho un pacto con el diablo, eso lo descarto', sentenció muy seguro el padre".
"En tanto, el sacerdote católico Nelson González, único en Chile que hace exorcismos, poco antes había dicho: 'Con este demonio no me la puedo porque es más potente que éste pobre curita', y disparó a quemarropa: 'Aquí tiene que venir una síquico como las hermanitas Peña'".
"Vecinas del sector dijeron que estaban con el alma en un hilo porque nunca se imaginaron que el espíritu de la mina iba a elegir esta casa para aterrizar. En la vivienda los objetos continuaban moviéndose sin razón aparente y los colchones quemados por combustión espontánea aún estaban en el antejardín".
"Más temprano, Cecilia Peña, la síquica, había ratificado que en la casa se había abierto un portal. 'Hay un demonio y no va a parar hasta no llevarse a alguien de las mechas pal' patio de los callaos, y hay que negociar con el maldito, antes que se lleve a uno de la familia', dijo Cecilia.
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