Sergio Jáuregui andaba más urgido que el malulo Bruno, de "¿Dónde está Elisa?" Y no era para menos, porque la justicia andaba tras sus pasos por la brutal agresión que le propinó a un rival durante el clásico entre su equipo, el Blooming, y Oriente Petrolero.

La patada voladora que le mandó el defensor al delantero charrúa Leonardo Medina fue de antología y dio la vuelta al mundo, así que el orate no encontró nada mejor que esconderse hasta que se calmara la cosa.

Sin embargo, como era la justicia de su país la que andaba tras sus pasos por la criminal acción, lo pensó varias horas y en la tarde de ayer se presentó ante la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen (Felcc).

Claro que previamente, el zaguero se dirigió a la clínica donde permanece internado el ariete uruguayo, aunque por instrucciones del médico le fue prohibido verlo.

En las afueras del recinto lo esperaba la prensa, a la que intentó engrupir argumentando que cuando golpeó a Medina, "mi mente estaba en blanco, no sabía lo que hacía".

Pero además del tete judicial en que está metido, a Jáuregui su salida de madre le costará caro en lo deportivo, ya que lo más probable es que no pueda trasladarse a Uruguay para disputar con su equipo la revancha ante el River Plate charrúa por la Copa Sudamericana.

De partida, ya hay una denuncia que le impedirá viajar fuera del país.