Uno de los mayores dolores de mate para los papurris y mamurris en estas vacaciones es de qué forma mantener bajo control a los hijos adolescentes. El diario pop habló con Gloria Chanes, sicóloga de la Universidad Central, quien nos contó cómo mantener a raya a los cabros rebeldes.

"Cuando los padres no les enseñan desde chiquititos a seguir las normas, se producen los conflictos y rebeldías", dijo la profesional.

Sin embargo, la experta señaló que hay cuatro puntos principales que los adultos deben tener clarito para conseguir que sus chiquillos vayan por la senda correcta.

n Hable en términos de normas, no órdenes: Los adolescentes andan con todo el alboroto hormonal, se sienten los reyes del universo, toman decisiones arriesgadas y les importa un carajo lo que ocurrirá en el futuro. Ahí los papis deben aplicar firmeza y señalarles que toda sociedad posee normas y que la familia también las tiene, y que él debe respetarlas por el bien común.

n No castigue, aplique consecuencia lógica: Si el chico se pasa de la raya y no respeta alguna norma (por ejemplo, debía llegar a la una de un carrete pero regresó a las tres de la mañana), para la siguiente salida dígale: "Como tardaste dos horas la vez pasada, y siempre se te da permiso hasta la una, ahora tienes autorización hasta las 11 de la noche". Y no ceda.

n Entréguele cariño, no sobreprotección: Ante todo, convérsele de buenas maneras que las normas las debe respetar por su bien. Que si usted desea que llegue a una determinada hora es porque se preocupa de su bienestar. Pero no lo atosigue con llamadas si se ha demorado, ni lo sermonee como a un cabro chico delante de sus amigos. Así sólo conseguirá que se ponga más esquivo y desobediente.

n Fomente la confianza, pero dele su espacio: Recuerde que su hijo en ocasiones preferirá salir con sus amigos a tomar once con usted, eso es algo propio de la edad. Pero cuando esté en casa, aproveche de conversar con él y preguntarle sobre sus dramas, alegrías e intereses. Si su hijo confía en usted y viceversa, es muy probable que no le saque tantas canas verdes, ya sea en verano o invierno.

Por Isabel Alejandra Arrieta Montanares