Las acusaciones que recaen sobre el sacerdote Fernando Karadima se están encrespando. Ahora tienen nombre, cara y relato, tal como quedó en evidencia en el extenso artículo que el diario gringo New York Times (NYT) publicó en su sección internacional.

Allí James Hamilton y Juan Carlos Cruz, dos de los cuatro chilenos que denuncian supuestos abusos sexuales por parte del octogenario sacerdote, narraron su experiencia.

La Cuarta se comunicó con NYT para que nos contaran por qué publicar allí una noticia que afecta a la Iglesia Católica chilena.

"El tema se reporteó como cualquier otro que tenga que ver con iglesia o religión y como se ha hecho por años. Supimos de estas acusaciones en Chile y quisimos investigar", dijo una fuente al interior del diario.

- En Chile hay voces que sugieren una conspiración en contra del sacerdote y que todo sería mentira, porque esperaron mucho tiempo para denunciar.

- A esas personas que dicen eso yo sólo les preguntaría si creen que alguien sería capaz de inventar algo así y soportar de forma voluntaria la vergüenza que significa ser abusado por un sacerdote. No creo que sea posible ni me imagino cuál sería su motivación para hacer algo así.

IMPACTO

La nota firmada por los periodistas Alexei Barrionuevo y Laurie Goodstein provocó impacto por los testimonios de los denunciantes.

Según las declaraciones de James Hamilton a NYT, en 1983 tenía 17 años e ingresó al grupo Acción Católica liderado por Karadima. El sacerdote se transformó en su confesor, su guía espiritual y su figura paternal, indicó.

Hamilton añadió que los abusos comenzaron en el confesionario, con caricias en sus genitales y besos en la boca. Todo habría tomado un cariz distinto en un retiro espiritual en la playa. "Quedé paralizado, congelado y destrozado", dijo el hombre que hoy es un respetado gastroenterólogo.

Según su versión, cuando ya tenía 38 años y estaba casado, el religioso iba seguido a cenar a su casa y a veces ambos subían al segundo piso y se acariciaban, mientras su esposa e hijos estaban abajo.

Juan Carlos Cruz, empresario chileno residente en Estados Unidos, contó al diario neoyorquino que él era un seminarista de 17 años cuando comenzaron los supuestos abusos.

"Le conté que estaba confundido respecto de mi sexualidad y creo que él se aprovechó de eso para comenzar con las caricias y los besos", afirmó Cruz.

"Él tenía poder sobre mí. Yo me quise suicidar, pero no tuve el coraje y no quería hacerle eso a mi madre", relató a NYT.

Ambos coincidieron en la razón para dar a conocer los abusos luego de tanto tiempo: "No es por dinero, sólo lo queremos fuera de la Iglesia".

ABOGADO: ACUSADORES NO ERAN MENORES DE EDAD

Indignado estaba el abogado Juan Bulnes, quien representa al padre Karadima, por las declaraciones de dos de las cuatro supuestas víctimas del sacerdote (James Hamilton y Juan Carlos Cruz) al diario New York Times. El profesional explicó que está aburrido de enterarse del caso por la prensa y que le urje conocer los  detalles de la acusación contra el ex párroco de El Bosque.   "Primero pediremos a la autoridad eclesiástica que levante la restricción para hacer ciertas declaraciones", dijo, mientras arrugaba las hojas que contenían el texto impreso del New York Times.

Respecto de lo que salió publicado en el diario gringo, Bulnes golpeó la mesa. "Quiero decirle a la opinión pública que estas declaraciones son falsas. Uno de los acusadores, el señor Cruz, dice que fue abusado cuando era seminarista y que tenía 17 años. Yo tengo antecedentes de que él ingresó al seminario a los 21 años. O sea, no era menor de edad. Por lo tanto, hay una falsedad en la declaración", alegó.

Lo mismo precisó de James Hamilton, quien se habría acercado a la parroquia cuando estaba en la facultad de medicina. "Esto ha sido tan sorpresivo, que nos falta reunir muchos documentos. Pero sí hay memoria de la gente que estuvo en aquel tiempo y que conocen a estas personas", aclaró.

Bulnes defendió con todo al sacerdote y aseguró que las víctimas están actuando concertadas. "Nos parece extraño que estas personas hayan esperado tantos años para hacer la denuncia", dijo. "Tengo la certeza moral de que son acusaciones falsas. Acá no hay ningún menor de edad que haya sido abusado ni haya sufrido tocaciones", aclaró.

CARTA PASTORAL

Entre tanto, el cardenal Francisco Javier Errázuriz se reunió con el Presidente Sebastián Piñera. Informó que envió una carta a los párrocos y a las comunidades cristianas para abordar las denuncias de abusos sexuales contra sacerdotes del terruño, que los fieles podrán conocer este fin de semana.

ALCALDE OSSANDÓN: "ESTO ES UNA CONSPIRACIÓN"

Manuel Ossandón, alcalde de Puente Alto,  conoce al padre Fernando Karadima desde los 10 años de edad. Ayer concurrió hasta la mismísima Parroquia Sagrado Corazón de Jesús de El Bosque para darle todo su apoyo. "No voy a aceptar que lo utilicen como chivo expiatorio (de la Iglesia). No me cabe duda de que todo es una conspiración. ¡Es escandaloso!", dijo.  Comentó que conoce a Juan Carlos Cruz, una de las supuestas víctimas del sacerdote. "Éramos todos amigos de la parroquia. Cruz estuvo hasta en mi postura de argollas. En ese tiempo era viejo, entonces no sé por qué anda diciendo que era cabro", reclamó.

"MONTAJE", PARA SU SOBRINA

A la tradicional misa de mediodía en la parroquia de El Bosque llegó un centenar de fieles a apoyar al padre Karadima. Entre ellos, sus dos sobrinas Francisca y Bernardita.

Las mujeres recibieron los saludos afectuosos de la gente que estaba en el lugar. No hablaron mucho, porque no estaban los ánimos, pero sí tuvieron un momento para compartir unas palabras en las afueras de la iglesia. "Estamos tranquilas", dijo Bernardita, sin querer entrar en detalles. "Tenemos plena confianza en él y esperamos que se aclare todo. Están haciendo un montaje que, a mi juicio, no corresponde", reclamó después ante las cámaras de TV.

"INFORME ESPECIAL" A LA PELEA

Un especial sobre el padre Fernando Karadima está preparando el programa  de TVN "Informe Especial".

La periodista Paulina de Allende-Salazar logró entrevistar también a las supuestas víctimas del sacerdote.

"Estamos trabajando a full en la historia", fue lo único que adelantó Felipe Gerdtzen, editor de la pomada.