"Soy el último espuelero a la antigua de Chile"
Sus curtidas manos, y el profundo conocimiento con el que habla de su folclórico trabajo, corroboran lo que Luis Araya (74) asegura categóricamente: “soy el último espuelero a la antigua de Chile”.
Don Luchito es de Linares y al ojo calcula que en su larga trayectoria, que comenzó cuando apenas era un potrillo, ha confeccionado más de mil pares de espuelas, que se colocan en los talones de los huasos para apurar los movimientos del caballo.
El artesano contó que “en la espuela antigua uno forja la rodaja de riel, después todo calado a fuego, se calienta y uno perfora todos los hoyos. No como lo están haciendo ahora los viejos, con taladro eléctrico”.
Araya detalló que demora alrededor de 15 días en fabricar un par de sus joyitas, las que son muy apreciadas en el mercado... ¡Si un par puede costar hasta un millón de pesos!
“Para mí es una tradición familiar que viene de parte de mi abuelo. Ahora se está acabando, porque soy el último herrero que va quedando”, lamentó don Luis con una lágrima en la garganta.
MAESTROS
El orgulloso espuelero rememoró los tiempos en que aprendió esta noble pega y su posterior evolución, que lo convirtió en el postrero representante del arte criollo.
“De cabro chico aprendí a tirar las aguas, a hacer cositas chicas. Vas aprendiendo de los maestros más grandes. Luego aprendes a dar golpes, a forjar y luego le enseñas a otras personas”, indicó el experto.
Araya explicó que “hay un límite de 5 años haciendo espuelas corrientes para afirmar bien la mano. Más o menos a los 30 años empiezas a hacer las espuelas finas, que son las que se usan en los Champions de Chile”.
- ¿Es muy difícil su pega?
- Es un procedimiento muy largo. No es llegar y hacer las espuelas. Hay que aprender a hacer las herramientas especiales. Los antiguos se hacían todas las herramientas, como las sierras, y lo único que comprábamos eran las limas.
- ¿De dónde salieron estas espuelas?
- Cuando llegaron los españoles venían con espuelas rústicas, recién forjadas. Traían sus cosas en carretas, instalaban el fuelle, el yunque y se ponían a hacer herraduras. Las espuelas que confeccionaban las usaban para apurar al caballo cuando se cansaba.
El capo agregó que maestros franceses también eran buenos para el laburo y que los indígenas aprendieron el oficio siendo ayudantes de los españoles.
- ¿Por qué se perdió la tradición?
- En la década del 50 comenzó a decaer, ya que salieron las motos y otros tipos de vehículos.
- ¿Hay algún sucesor?
- Tengo un nieto de 8 años al que me gustaría legar el don, pero también quiero que sea profesional. Todavía no lo meto en esto. A esa edad a mí ya me tenían metido.
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