El caso de Lucy Letby, la asesina de niños más prolífica de Reino Unido, ha conmocionado a todo el mundo. La enfermera de 33 años mató a siete bebés mientras estaba a cargo de ellos, y sin ningún motivo.

Durante los diez meses que duró el juicio, una periodista de la BBC cubrió el terrorífico caso, y fue testigo de que la fría criminal ni se inmutaba cuando escuchaba los testimonios de los papás de los recién nacidos.

Según la profesional, solo los padres de la mujer, John y Susan, acudieron día tras día. Mientras que en algunas oportunidades se les unía una de las amigas de su hija.

La maldad hecha mujer

Durante la jornada de este lunes 21 de agosto, se conoció la sentencia de Letby, cuyo juicio comenzó en 2022: un tribunal británico condenó a prisión de por vida sin posibilidad de liberación.

Solo hubo tres oportunidades en que la culpable lloró durante el juicio: cuando mostraron las pruebas al retirarla del servicio de enfermería, al leer los extractos de las entrevistas que tuvo tras su arresto y cuando se mencionó que había tenido pensamientos suicidas.

“¿Hay alguna razón por la que lloras cuando hablas de ti, pero no lo haces cuando hablas de estos niños muertos y gravemente heridos?”, le preguntó el fiscal. A lo que la mujer respondió: “He llorado al hablar de algunos de esos bebés”.

“Los maté a propósito”

Al empezar el juicio, la fiscalía presentó como prueba una hoja de anotaciones verde que la policía había descubierto poco después del arresto de Letby.

“Soy mala. Lo hice. Los maté a propósito porque no soy suficientemente buena, no merezco vivir, soy una persona horrible”. La fiscalía lo presentó como una confesión, mientras que la defensa argumentó que era un “grito de desesperación y petición de ayuda”.

Meses después salieron a la luz nuevos escritos que encontró la policía. “Por favor, ayúdenme, ya no puedo hacer esto, odio mi vida, quiero que alguien me ayude, pero no pueden”, se puede leer en un diario de vida de 2016.

La periodista de la BBC se contactó con Dawn, una antigua amiga de la enfermera. “Su sueño siempre fue ser enfermera y ayudar a los bebés”, dijo.

“Me contó que ella fue fruto de un parto muy difícil, que estaba mal. Creo que eso le afectó durante buena parte de su vida. Sentía que eso era lo que estaba destinada a hacer: ayudar a los niños que nacieran en circunstancias similares”, añadió. Y aseguró que: “La única forma en la que creería que ella es culpable es si ella me lo dice”.

Una declaración con contradicciones y la sentencia

Por otro lado, David Wilson, un criminólogo interesado en los asesinos en serie en el sector sanitario, reveló que Letby se enfrentaba a una “decisión crucial” sobre si presentar o no su propio testimonio durante el juicio.

“He visto a personas hacerlo y se desmoronan en los primeros cinco minutos. Pueden ser inteligentes, defenderse, pero su actitud puede perjudicar lo que el jurado piense sobre ellos”.

Letby subió al estrado a principios de mayo. Según la periodista, la culpable repetía frases que parecían ensayadas. “Como cuando le preguntaron sobre las búsquedas en Facebook que hacía de los padres de los bebés o cuando se llevaba documentos de la enfermería a casa y los almacenaba. ‘Ese era un patrón normal de comportamiento para mí'”, respondía”, afirmó.

La acusación encontró contradicciones en su testimonio: “Estás mintiendo, ¿verdad, Lucy Letby?. ¿Disfrutaste lo que estaba pasando, ¿verdad, Lucy Letby?”, dijo el fiscal. “No”, respondía ella.

Letby le dijo que parara cuando el fiscal empezó a enumerar uno a uno cada bebé, solo alcanzó a nombrar a cuatro de los 13 en total que atacó, y de los cuales siete resultaron fallecidos.

Finalmente, la enfermera que pasó 14 días testificando y se enfrentó a casi 60 horas de interrogatorio terminó con una sentencia de cadena perpetua.

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