Lia Lippi (27) parece un angelito recién caído del cielo. Sin embargo, cuando cae la noche la modelo se transforma en una vampira capaz de morder a inocentes e indefensos.

"Yo siempre pido la travesura, porque puedo ser muy diabla", dijo el bomboncito hecho a mano, que ayer se coronó como la brujita más linda del universo al llevarse la banda de "Miss Halloween".

Lippi, que venció a María José Matus y Giordana Vera, se la jugó toda y tuvo que pasar la cachada de pruebas para ganar.

Posó en ropa interior, vendió empanadas y se vistió de gala para que el jurado la eligiera. Ayer se coronó reineta con un tremendo chapuzón.

"Estoy muy contenta, porque lo pasé muy bien, quedé súper mojada", dijo tras el chapuzón que dejó loquitos a los asistentes al restorán de comida peruana, Barandarián, donde se realizó la ceremonia.

La deliciosa triunfadora recibió el cetro de manos de otra reina, Natali Masinari, que quedó medio picada con la nueva sultana de la brujería: "aunque ella sea la reina, yo voy a seguir hechizando a todos para mí", dijo la malévola ricura.

- ¿Siempre tan buena para la travesura, reina?

- La verdad es que no, porque mi mamá no era muy seguidora de Halloween. Decía que era diabólico y que mejor era celebrarlo con ángeles y santos.

- Chuuu, ¿pero igual ibas a pedir dulces?

- Sí, pero no mucho la verdad. Ahora me gustaría más salir a pedir pizzas y completos, que son las cosas que me gustan.

- Qué golosa, mijita...

-Así es, yo creo que estas festividades son para compartirlas en pareja.

- ¿Y qué recomiendas?

- Saquen a pasear temprano a los niños, para luego hacer las diabluras que mantienen viva la tradición, como yo que me visto de vampira.

- ¡Ay! qué rico... ¿Y usted muerde fuerte?

- Soy una vampira. Me gusta morderle el cuello a mis parejas para marcar mi territorio.

- ¿Y no me quiere dar una mascadita?

- No, porque tienes carita de oveja y me gustan más rudos.

- Los reporteros pop, ¿le gustan o le dan miedo?

- No, para nada. Lo que me da miedo es La Llorona. Me urge que me visite, aunque igual debo reconocer que me gusta sentir esa cosquillita de miedo en la espalda.