Spiniak: cómo pasó su encierro en la Cárcel de Alta Seguridad

Cuando estudiaba en el colegio The Grange School, el recientemente liberado Claudio Spiniak Vilensky era buscado por otros compañeros para que éste les brindara protección.
En ese tiempo practicaba rugby, esquí y karate, y por eso era uno de los más requeridos por los cabros cuando se enfrascaban en una mocha.
Spiniak (65) proviene de una familia de alto nivel socioeconómico, es el segundo de tres hermanos, su padre era empresario y su madre dueña de casa.
El padre se distanció emocionalmente de sus hijos, luego de ser operado de una valvulopatía mitral, indica un informe del SML que detalla las facultades mentales de Spiniak.
Spiniak, quien estuvo 10 años preso por abusos sexuales reiterados y otras yerbas, salió del cole con 4,3 final, pero se lució en la Prueba de Aptitud Académica, en la que sacó 800 puntos. Ingresó a ingeniería comercial en la UC y se recibió como uno de los mejores alumnos de su promoción.
Al recibirse de ingeniero comercial, Spiniak trabajó en la empresa de su padre y luego montó negocios propios, entre ellos un gimnasio.Durante su encierro tuvo permisos especiales para ir, custodiado por gendarmes, a los funerales de su padre y madre.
Mientras estuvo en la cárcel le gustaba leer y escribir poesía.
VICIOS
Claudio Spiniak tuvo un hijo del primer matrimonio y cuatro hijas de un segundo enlace.
En su adolescencia consumió marihuana, ácido lisérgico, anfetaminas y cocaína. A partir de los 40 años comenzó a copetearse y despúes a jalar diariamente, en fiestas de connotación sexual que organizaba en su domicilio. También le hizo al fármaco anestésico denominado "popper".
Desde el inicio de su tratamiento siquiátrico en 2003 permanece en abstinencia. Ese año fue detenido y la tarde del lunes pasado abandonó la Cárcel de Alta Seguridad.
En la cana le gustaba jugar ajedrez, practicar con un simulador de vuelo (fue piloto civil), dar pequeñas caminatas y leer. Incluso armó su propia biblioteca. Además en la cárcel perteneció a una “carreta” (grupo con el que se comparte alimentos) y participó en un taller de poesía.
"A los centinelas les interesa cerrar la mampara y mirar los resultados del fútbol. No saben que crecemos. Que nos modificamos. Que miramos con nuevo iris, con edificios construidos desde nuestro interior, reparando lo que estaba destrozado. Este taller es mi vida", escribió Spiniak en una de sus poesías divulgada en un blog.
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