El servicentro ubicado en la esquina de las avenidas Trinidad y La Florida en Santiago, vio ayer interrumpida su rutina diaria por un horrendo femicidio y un suicidio.

A las 11.30 llegaron al lugar dos taxis. En el Nissan V-16 negro, patente NJ 68-73 viajaba Hernán Tapia Albornoz de 42 años. En el Chevrolet Corsa gris patente WC 60-69 lo hacía María Martínez Inostroza, de 47.

Ambos estuvieron casados por más de 20 años y desde 2005 estaban separados. Tenían dos hijos de 23 y 18 años.

El amor había muerto y faltaba finiquitar ciertos detalles administrativos. Por eso la mañana de ayer se juntarían para conversar sobre la venta de unos terrenos en la playa.

Tapia bajó de su Nissan y subió al Chevrolet de su ex pareja. Minutos después se escucharon cuatro tiros que provocaron un lastimero silencio en el servicentro.

El hombre disparó tres veces a la mujer, hiriéndola en el tórax, el cuello y la cara. El cuarto disparó de su revólver Rossi calibre 38 lo usó para quitarse la vida, pues tenía la certeza de que el femicidio estaba consumado.

AGONIZÓ

La mujer no murió instantáneamente. Salió del auto como pudo, alcanzó a caminar seis pasos y se desplomó.

Un médico que compraba en el servicentro la auxilió mientras llegaba la ambulacia. Pero ya no había nada que hacer. María Martínez murió en el trayecto hacia el Hospital Sótero del Río.

La mujer trabajaba hace un año en Radiotaxis Cordillera. Hacía sólo una semana había renunciado para formar una empresa propia junto a una amiga y dos hombres más, pensando siempre en llevar el bienestar a sus hijos.

Su ex marido conducía taxis en la empresa "Los Gallitos" y según quienes lo conocían, siempre fue violento con la mujer.

La noche del martes Tapia la habría llamado por teléfono para amenazarla.

"Él siempre fue muy violento, por eso le ofrecimos acompañarla. 'No se preocupen, este tipo es un cobarde así que no va a hacer nada', nos respondió. ", dijo desconsolada su amiga "Norma".

A las 8.30 de la mañana de ayer fue la amenaza telefónica final, la que terminaría en la fatal discusión en un servicentro que quedará para siempre teñido de rojo por la tragedia.

Ramiro García S.