Crónica

Travesti Fernanda vivía para mantener a sobrino enfermo

La primera información que entregó la policía y trascendió en la prensa hasta el mediodía de ayer decía claramente que en el lecho del río Mapocho quedaron esparcidos los cuerpos de tres mujeres. Los testigos apuntaron que eran dos rubias y una morena "como de un metro 80".

Desconocían que una de ellas nació con el nombre de Marco Faúndez Gómez, pero se comportaba y vestía como mujer desde hace varios años.

Más conocida en la población y en los espectáculos transformistas como Fernanda, la víctima había asumido su sexualidad abiertamente.

A los vecinos de Herminda de la Victoria ya no les llamaba la atención su orientación sexual, y la consideraban una buena persona. Contaron que siempre estaba dispuesta a participar en shows a beneficio de quien se lo solicitara.

Su amigo Cristian Silva dijo que se inyectaba hormonas femeninas y por eso a los hombres que recién la conocían les costaba caleta convencerse que no era completamente una mujer, ya que "tenía una cara muy linda", explicó.

Fernanda vivía junto a dos hermanas. Belén, quien fue la única sobreviviente del accidente, y otra mujer que es madre de un niño que sufre una enfermedad crónica.

La principal preocupación de la travesti era la forma de conseguir dinero para su sobrino. Y por eso buena parte de los recursos que conseguía en el escenario lo destinaba al tratamiento del peque.

En la población están preocupados, porque su hermana chica aún no se entera de su muerte. Dicen que eran "inseparables".

CAROLINA YA HABÍA PERDIDO A SU MAMÁ Y TIENE AL PADRE EN CANA

La única sobreviviente del violento tortazo en la carretera, Carolina Belén Faúndez, de 15 años, se encuentra estable dentro de su gravedad.

"La niña está semiconsciente. Le realizaron algunos estudios para saber si sale de peligro, porque está estable", contó Isabel Sánchez, tía de Carolina y su hermanastro Marco Antonio, quien falleció instantáneamente en el letal accidente.

Producto de la feroz colisión, Carolina sufrió fracturas en la clavícula, pelvis y en sus extremidades, además de un traumatismo encéfalo-craneano.

Desde el lugar del accidente fue trasladada a la Posta 3. Luego la llevaron al Instituto Traumatológico para chequear su estado y regresó a la Posta, donde quedó internada.

Sus familiares y amigos, que la acompañaban en el recinto hospitalario, esperan que la Belén saque las fuerzas necesarias para luchar por su vida.

A su corta edad, la chiquilla ya había tenido brígidas pruebas de vida que superar.

TRAGEDIA

Hace ocho años sufrió la muerte de su madre, y su papá está cumpliendo condena en la cárcel.

Por esta razón, Carolita vivía junto a sus hermanos en la población Herminda de la Victoria, de Cerro Navia. Cursaba séptimo básico.

Las tragedias provocaron que la relación con su hermano Marco Antonio fuese particularmente estrecha.

"Ella siempre salía con él. 'Si él no va, yo tampoco', nos decía. Eran bien compinches y ella quería mucho al Marco Antonio, lo aceptaba así como era. Pese a que eran hijos de distintas mamás, eran súper unidos", comentó Cristian Silva, amigo de ambos.

"SIEMPRE NOS APRETÁBAMOS EN EL AUTO", CONTÓ LA CLEME, QUIEN ESTUVO A PUNTO DE IR AL PANIZO

Una extraña mezcla entre pesar y alivio sentía en la mañana de ayer Cleme Donoso mientras esperaba noticias de la evolución de la única sobreviviente.

La chiquilla conocía a todos los implicados en la tragedia y estuvo a punto de subir al Peugeot que quedó convertido en chatarra.

"Me invitaron a carretear con ellos y yo quería ir, así que les dije que sí altiro. Siempre salíamos juntos, nos apretábamos en el auto y no había problema", explicó.

Pero al final Cleme no pudo ir y no fue por su culpa. "El papá de mi hijo me hizo atados y me tuve que quedar cuidándolo", explicó.

La joven madre se acostó algo choreada, porque se quedó literalmente con los crespos hechos.

Cuando sus vecinos la despertaron ella quedó para adentro. Le contaron de la tragedia sin saber que ella en un momento se matriculó para ser el séptimo pasajero.

Cleme atinó a decir que "Dios es grande". Lo repetía una y otra vez mientras lloraba y luego reía de puros nervios. Sus amigos la consolaban y reclamaban por la juventud de los fallecidos.

I. Arrieta/S. Foncea

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