Una estrella para mitigar el dolor de Valparaíso

Las llamas consumían el alma de Valparaíso y la fiesta, esa que los albos esperaron por cinco laaaargos años, no podía comenzar sin un brindis en honor a las víctimas del horrendo incendio.
Por eso, las 45 mil almas presentes en la Ruca callaron por un minuto y luego le mandaron a la "Joya del Pacífico" una ovación que será tan recordada como la gesta épica que se estaba por vivir en la cancha.
Fue un instante donde no existieron camisetas o donde Colo Colo fue Chile, como lo gritan sus fieles más ochenteros.
"Este título es para ellos y también para la gente del norte que tanto les ha tocado sufrir", sentenció el deté campeón, Héctor Tapia.
Entonces en las calles del puerto, de Iquique, de Alto Hospicio y de Huara se levantó una ventisca de esperanza. La misma que hinchó de optimismo cuando Felipe Flores, sí, el mismo de los goles legendarios, logró derribar la muralla que le puso Gabriel Castellón, el veinteañero golero caturro que se graduó de crack.
Era el minuto 44 y los besos que Flores mandó al cielo viajaron de inmediato a la Quinta Región. "Esperamos que este título sea un alivio para ellos y tengan claro que en lo que podamos ayudar, ahí estaremos", declaró "FF17".
El pleito estaba sentenciado en Macul y todos los presentes sintieron que esta estrella, la que más esperaron, la que más sufrieron, bajó con un mensaje distinto, de unión: otra vez hay que darle vuelta el partido a la madre naturaleza, que hasta anoche nos ganaba por goleada.
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