Vida repleta de lujos llevaban hombres del crematorio

Traficantes de La Pintana y Quilicura eran los principales clientes de los dos trabajadores del Cementerio General que fueron detenidos por quedarse con parte de la droga que debían quemar en los hornos.
Uno de los empleados del campo santo es Miguel Guzmán, de 52 años, quien era jefe del patio sanitario donde funciona el crematorio número 2.
Guzmán, quien llegó a ser presidente de los trabajadores del Cementerio General, hoy será formalizado por tráfico de drogas.
El subcomisario de la Brigada Antinarcóticos, Marco Ramírez, dijo a La Cuarta que en el último año Guzmán por lo menos "recortó" 100 kilos de marihuana.
La yerba era parte de los cargamentos que los servicios de salud de la capital y Los Andes mandaban a quemar al cinerario del Cementerio General.
El hombre de los hornos actuaba en complicidad con Óscar Plaza, cuya pega era meter la marihuana en el fogón.
Según establecieron los detectives, los empleados del crematorio aprovechaban el momento en que los inspectores y los policías huían del calor de las chimeneas para robar yerba y esconderla en dos piezas que ocupaban para cambiarse ropa. La macoña después la vendían a traficantes de las comunas de La Pintana y Quilicura.
Según la investigación, entre los caseros de los trabajadores del panteón figuran Manuel Carrasco y Nadia Riffo, los que movían marihuana en la población El Castillo. Ambos cayeron con una subametralladora, dos pistolas, cuatro cargadores y municiones. En Quilicura los detectives arrestaron a Sergio Olave.
Los policías incautaron 15 celulares, 3 millones de pesos en billetes y 12 kilos de marihuana. En los allanamientos los funcionarios de la PDI además recuperaron bolsas del Cementerio General para el traslado de restos humanos y que Guzmán y Plaza usaban para esconder la mercadería.
Los detectives de la "Operación Camposanto" también requisaron dos jeeps y cuatro autos.
El jefe (S) de la Fiscalía Sur, Héctor Barros, informó que a Miguel Guzmán se le congelaron todas sus cuentas bancarias.
Guzmán en 1983 llegó al Cementerio General de jardinero y llevaba 13 años trabajando en los hornos crematorios. Ahora tenía chequeras, un jeep Tucson y un Suzuki Swift. Su compinche, Óscar Plaza, gastaba el dinero del narcotráfico en ropa, comidas y zapatos, según establecieron los detectives que empezaron a seguirlo desde el año pasado.
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