Nadie ha querido faltar, y la flor y nata de la clase política ha hecho romería hasta el Hospital Clínico de la Universidad Católica desde el momento en que supo que el estado de salud de Volodia Teitelboim Volosky (91) se había agravado.

El paciente que reúne en su personalidad el talento y la inteligencia política y literaria -Premio Nacional de Literatura 2002 y ex secretario general comunista-, convocó en el cuarto piso a moros y cristianos, la mayor parte de los cuales ha tenido que conformarse con presentar sus respetos y buenos deseos ante la plana mayor del Partido Comunista (PC).

Ayer junto con las más represantativas figuras del oficialismo, llegó hasta el hospital el humorista Coco Legrand, quien se vio bastante afectado: "Nos conocimos hace un par de años en una cena. Este es un momento complicado y es bueno estar presente y dar apoyo".

EL ESPERADO

Sin embargo el interés de su familia y de la prensa se había centrado en el arribo del Premio Nacional de Ciencias 1995, Claudio Bunster, quien por 56 años creyó ser el unico hijo varón de Teitelboim.

La piadosa mentira terminó en abril del 2005, cuando un cercano le reveló que su padre biológico era el diplomático Álvaro Bunster Briceño, y que la verdad le fue ocultada por su madre, Raquel Weitzman, para evitar que su marido, Volodia, fuera pasado a control de cuadros y expulsado del PC.

Al conocer la cara oculta de la moneda, Bunster rompió con Teitelboim, quien quedó muy achacado.

Así muchos se preguntaban ayer si Bunster superaría su enojo e iría al lecho de enfermo de Volodia.

La respuesta estuvo cerca de las  20 horas, cuando el físico llegó al hospital.

Al salir, pasadas las 21 horas,  Bunster habló de su visita a Volodia. "He venido a ver a gente a la que quiero mucho, a la que no he dejado de querer nunca... Él me reconoció...", dijo y agregó con emoción: "No me pudo responder, pero me apretó la mano. Fue un momento mágico de reencuentro".

Manuel Vega O.