Más de alguien habrá pisado caca en la calle y en la mitología criolla esto se asume como buena suerte (aunque bien fétida). Pero cuatro luminarias nacionales en medicina veterinaria pusieron el grito en el cielo acerca der los riesgos para la salud que representan los zurullos caninos abandonados a diestra y siniestra en lugares públicos.

Como ejemplo, los caperuzos presentaron en la "U" Andrés Bello la investigación acerca de los riesgos que trae la cacuca de los cachupines para la gallada juvenil que ronda el barrio universitario de República.

El veterinario Cristián Pérez, postulante a Doctor en Medicina de la Conservación, al presentar el trabajo junto a sus tres compipas, se refirió a los peligrosos regalos que dejan los coludos en las calles.

"Acá es bien común ver a los jóvenes tirados en el pasto comiendo. Ahí están expuestos a los parásitos que hay en las heces", que pueden producir desde diarrea a parasitismo gastrointestinal, afirmó el experto.

Los "dostores" comentaron que de 3 a 4 meses, aproximadamente, pueden durar con vida los parásitos en el "manjar" perruno, teniendo así harto tiempo para embarrarles la guatita a los cabros que se rompen la cabeza métale libros en el barrio universitario, lugar en donde hicieron efectiva su investigación.

Según Daniela Parra, Mariela Cabello, Roberto García-Huidoboro y Cristián Pérez, caperuzos de la investigación, el mejor amigo del hombre cada día crece en número, cosa que trae consigo más plastitas.

"Como hay más perros, hay más heces. De esta forma más parásitos y consigo mayor probabilidad de contagio", recalca Pérez.

El cuarteto tiró el dato de que incluso los regalones más fifís pueden infectar a sus dueños.

"Hemos visto a señoras con sus perritos paseando por estas calles y pudimos visualizar que el cachorro va olfateando todo. Si lo hace con una caquita que tenga parásitos, puede que infecte a su amo, ya que si le lame la mano y éste va a comer, tiene probabilidades de enfermarse", dijo Pérez. Recalcó que algo debe hacerse en cuanto a que los amos aprendan a cuidar el medio ambiente.

En la calle pillamos a una pareja de tortolitos que devoraba un feroz tocomple, sin darse cuenta que muy cerca había feroz plasta que los podría dejar por harto rato apernados al trono.