Durante los años en que decía "es indudable, ¿no?", Iván Luis Zamorano destacó por su olfato goleador y por tener la enorme capacidad de suspenderse en el aire para meter cabezazos furiosos. Claro que nadie se compara a Cristiano Ronaldo, las cosas como son.

De hecho, en el partido del miércoles entre la Juventus y Sampdoria, por la Serie A italiana, el portugués conectó el balón a 2,56 metros del suelo, y dio la vuelta al mundo. Calcule que en Chile, hasta el kine Alejandro Koch, que conoce desde potrillo al ex colocolino, metió su terapéutica opinión.

"Es una marca inédita en el desarrollo de juego competitivo. A veces en entrenamientos se puede lograr, pero la gracia que tiene este salto es que hay un componente mecánico", contó el profesional de la Clínica Kinex. Por cierto, Zamorano mide 1,78 metro, y Cristiano, 1,87.

"Hizo un giro de tronco en el aire para imprimirle potencia cuando la pelota le quedó atrás. Hay que hacer extensión de columna lumbar baja, acomodarse y luego aplicar este giro para cabecear fuerte. Ese gesto, que se trabaja en tres planos, es para ponerlo en un cuadro", agregó Koch.

- ¿Y qué puede decir de Bam Bam?

Saltaba igual que el alemán Karl-Heinz Rummenigge. Eran como 83 centímetros, medidos desde el suelo a la planta del zapato. Si hacemos la diferencia con la estatura, "CR7" los supera a ambos.

- Pero igual tenía un talento innegable...

Claro, y es meritorio lo que hacen los tres, pero como kinesiólogo, la diferencia está en el gesto técnico de Ronaldo, no tiene que ver solo la altura. El análisis biomecánico de este golpe en particular es realmente sobresaliente, una maestría.