Sufrió Brasil. No fue un partido sencillo para el "Scratch", que en primera ronda había barrido con Perú por 5-0, pero ahora tuvo que batallar para quedarse con la novena Copa América de su historia.

Un Maracaná colmado de brasucas tuvo que aguantar a los ruidosos peruanos que tenían la esperanza de ganar en el país de la samba, tal como en 1975, cuando consiguieron su última Copa América y ganaron en Belo Horizonte, pero los de Ricardo Gareca se quedaron con las ganas por el 3-1 local.

El "Jogo bonito" apareció en los primeros 15 minutos. La Verdeamarela dominó a placer y encontró en Gabriel Jesús a su abrelatas. Justamente, la joyita del City apiló peruanos por la derecha y sacó un centro preciso para Everton que batió a Pedro Gallese.

Perú se replegó, aguantó y tibiamente se acercaba a la portería amarilla, que no había recibido goles en el torneo, hasta que apareció la mano de Thiago Silva en el área, que Roberto Tobar cobró como penal, aunque dudó y tuvo que ir a revisar al VAR para estar 100% seguro.

A Paolo Guerrero no le tembló la pierna y batió los 494 minutos de imbatibilidad de Alisson, consiguiendo de paso, su tercer título de goleador.

Pero Brasil no estaba para que le tocaran la oreja. Gabriel Jesús otra vez se puso la "10", entró al área y con un remate bajo derrotó al portero peruano en los descuentos del primer tiempo.

Los incaicos no querían rendirse y le pusieron tarea a Tite, que confió en sus cambios clásicos, mientras el grito de "Perú, Perú", se colaba en un silente y nervioso estadio que venía como el "Oreja" Flores pudo empatar con un tiro de media distancia.

La cosa se puso peor para los locales cuando Tobar no tuvo problemas para expulsar a Gabriel Jesús. Tite mandó a su equipo a replegarse en el fondo, mientras el "Tigre" echó todas las palomas a la parrilla para buscar el milagro.

Pero todo se derrumbó cuando el bocón Carlos Zambrano botó a Everton en el área, el juez chileno otra vez fue al VAR para ratificar el penal que Richarlison marcó con clase para cerrar el 3-1.

12 años de sequía que se rompen en casa y hacen olvidar el bochorno de Brasil 2014.