La carrera del futbolista es corta e intensa. Ya sea en éxitos deportivos, económicos, años "de servicio" y, generalmente, en la medianía de los 30 la mayoría decide colgar los botines o los guantes en el caso de los arqueros.

Una máxima que por estos días fue desafiada por el italiano Gianluigi Buffon, que con 40 años cumplidos en enero decidió salir de la Juventus después de 17 exitosos calendarios para fichar por el poderoso Paris Saint Germain por una temporada, a cambio de 5 millones de dólares que irán directo a su bolsillo.

En el PSG será compañero de Neymar y Kylian Mbappé y su consigna será conseguir por fin la Champions League, que le fue esquiva con la "Vecchia Signora" el 2015 y 2017.

El portero, campeón del mundo con la selección italiana en Alemania 2006, desechó cualquier oferta de Medio Oriente o China, con tal de seguir en la alta competencia y por lo mismo ayer vivió su presentación oficial con la camiseta del PSG en el Parque de los Príncipes, como si fuera un juvenil.

Posó para las cámaras acompañado de su novia, la presentadora italiana Ilaria D'Amico y sus dos hijos con su ex esposa, Louis Thomas y David Lee. Siempre con la cara llena de risa, con la bufanda del equipo y repitiendo "estoy feliz como niño", a cada momento.

Una actitud ganadora que en más de alguna vez señaló que había aprendido de sus amigos y compañeros de la vida. De hecho, hay un chileno que lo marcó en las cuatro temporadas que jugaron juntos: Arturo Vidal.

No solo se hicieron yuntas desde el primer día en que el "23" entró al camarín de la Juve, además ganaron cuatro Serie A y disputaron la final de la Champions el 2015 y en esos días afirmó que "si algún día tuviera que ir a una guerra", siempre llevaría al "Rey Arturo".

Ese espíritu combativo y de no querer rendirse jamás lo llevó a afirmar que a sus cuatro décadas no solo está "en excelente forma física y mental", sino que fue claro y firme para decir que se va a "convertir en un mejor arquero, porque voy a conocer una nueva forma de trabajar, una nueva cultura y conocer gente. Por eso no podía decir que no".

LOCURA POR "GIGI"

Y para engrandecer su leyenda y como forma de agradecer a los miles de hinchas parisinos que lo esperaron por horas afuera del estadio, no hizo caso a recomendaciones de seguridad que lo "invitaron" a salir por una puerta alternativa y se fue a sacar fotos con los fanáticos, a dar la mano y escuchar como le cantaban "Gigi Buffon, Gigi Buffon", con bombos, mientras prendían bengalas.

Es más, se acercó a un grupo de "ultras" y prendió uno de los juegos artificiales, desatando una verdadera locura en París.