Ha sido una temporada muy mala para Alexis Sánchez. Tremendamente decepcionante. Se cayó a última hora su traspaso al Manchester City, no pudo clasificar al Mundial de Rusia con la selección y se vio obligado a estar varios meses donde no quería: En un Arsenal que desde los primeros partidos demostró que no iba a pelear nada importante esta temporada.

Él sintió el golpe. Jugó poco y mal. Cabizbajo, desconectado… deprimido. Hizo casi nada en 6 meses. Pese a que sus números no fueron desastrosos. Jugó 20 partidos con el equipo de Londres y anotó 8 goles, pero el problema no era estadístico. Estaba en la cabeza. El Alexis figura en el Arsenal ya no estaba.

El optimismo del cambio de equipo duró poco. Su entusiasmo por ganar cosas y demostrar que sigue siendo un crack chocó con una realidad ineludible: Hasta a los más grandes deportistas de alto rendimiento les cuesta reinsertarse después de estar algunos meses fuera.

Por eso, es esperanzador que haya aparecido con tantas ganas en la selección. Él mismo reconoció que en algún momento analizó no sumarse a estos amistosos, pero quizás se dio cuenta que para volver a ser una estrella necesita reecontrarse con su fuego sagrado, con sus motivaciones más básicas. Tiene que disfrutar nuevamente el fútbol.

Llegó con actitud. No esquivó las preguntas. Se mostró más cercano a sus compañeros y a los hinchas. Como pidiendo jineta… Yo DT, yo compañero, se la paso sin duda. Un Alexis motivado es lo que todos necesitamos. En Chile, en Suecia y en Manchester.