“Estaba consciente que tenía que eh... que tenía que entrarle una jugada fuerte al príncipe, ya que ustedes saben lo que es como jugador, y gracias a dios salió lesionado...”

En medio de las risas generalizadas del público asistente a una edición del clásico programa De Pé a Pá de Pedro Carduro, uno de los más legendarios patitas con sangre del fútbol chileno, Luis “Chiqui” Chavarría, recordó la jugada clave que literalmente ejecutó en pleno partido de las clasificatorias mundialistas a Francia 98 entre Chile y Uruguay.

En aquel vital encuentro de la primera rueda, disputado un 12 de noviembre de 1996 en el estadio Nacional, las patadas estuvieron a la orden día. Por ejemplo, a comienzos del segundo tiempo se armó una tole-tole de proporciones en el área uruguaya, con los jugadores chilenos sacando la peor parte y Clarence Acuña terminando en el suelo antes de que todo llegase a los empujones y las guapeadas. Eso solo era consecuencia de todo lo que había ocurrido previamente.

Mal que mal, a lo largo del juego el Toby Vega recibió una patada casi artemarcialista, Marcelo Salas tuvo un cortito en la cara e Ivo Basay casi quedó como el jinete sin cabeza tras ser cogoteado por un jugador charrúa. Al otro lado, jugadores chilenos como Cristián Castañeda y Javier Vargas no se quedaron atrás y también respondieron con una danza de fouls.

En toda esa reyerta, hubo un punto de inflexión que para siempre quedaría en la retina.

A los 29 minutos de juego, Sebastián Rozenthal recibió un foul no sancionado por el árbitro, lo que hizo que la jugada siguiese. Fue ahí que un Enzo Francescoli, quien durante ese año comandó a River Plate a ganar la Copa Libertadores de América, intentó liderar el contraataque charrúa. El destino tendría otros planes para su plan.

Solo pocos segundos después de la acción contra el rubio de la UC, el príncipe uruguayo sufrió un tackle inolvidable. El 6 de “La Roja”, Luis Chavarría, se barrió por detrás y dejó completamente tirado al 10 de la celeste. Simplemente nocaut.

Sorprendentemente, la violenta acción solo terminó con una amarilla para el Chiqui, quien ese día estaba debutando con la selección nacional. Francescoli, el principal arma para organizar el ataque celeste, terminaría resentido y saliendo del terreno de juego sin regresar para el segundo tiempo. Durante aquél último lapso, Marcelo “Matador” Salas anotaría el solitario único tanto en favor de “La Roja” que sellaría la victoria.

Por lo trabado del triunfo, y el desparramo sufrido en el juego charrúa tras la salida de Enzo, la mayoría de los hinchas vio a la acción del Chiqui como una jugada clave para cambiar el panorama de un partido duro, trabado y violento.

Por eso las posteriores palabras en el programa de Carcuro elevaron aún más la mística de uno de los fouls más recordados del fútbol chileno, aunque aquellas declaraciones con el tiempo también fueron consideradas como una de las más infames por la FIFA.

“Fue una pequeña caricia más que nada”, bromearía el Chiqui ante Carcuro en la entrevista en De Pé a Pá. “Si hubiese sido una patada lo dejó no sé dónde”, terminó guapeando el jugador nacido en Monte Águila y perteneciente en ese momento a las filas de Deportes Concepción.

Francescoli terminaría retirándose un año después, defendiendo la camiseta de River, luego de una carrera marcada por sus triunfos. El Chiqui, en tanto, solo jugaría dos partidos adicionales con la selección chilena y se mantendría un par de años más en el equipo lila de la Octava Región, cayéndose un posible paso al Necaxa de Mécico, antes de pasar a equipos como Universidad de Chile y Huachipato. Sus últimos años de carrería los pasaría defendiendo los colores de Deportes Concepción y Fernández Vial.

Pero lo ocurrido años antes en los pastos de Ñuñoa, para bien y para mal, lo inmortalizaría en el recuerdo de los hinchas.

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