Por Bastián Escalona AmpueroLa “maldición de los siete gatos” que afectó a Racing: de ser campeones del mundo a casi desaparecer
El conjunto albiceleste pasó de conquistar la Copa Intercontinental, a no ganar durante 35 años, y todo por una supuesta mufa del clásico rival.

Los jugadores de fútbol sueñan con obtener títulos y reconocimientos en sus clubes, por lo que se preparan temporada a temporada para dar lo mejor de sí, pero el deporte no solo se arma con confianza, sino que el factor suerte puede ser determinante, o al menos así lo sienten algunos.
Pese a su profesionalismo, los futbolistas y su círculo suelen ser tremendamente supersticiosos, aplicando cada cábala que les resulta, y evitando a como dé lugar la mufa, y en el mudo del balompié está lleno de curiosas anécdotas sobre rituales y maldiciones.
En el fútbol sudamericano, uno de los maleficios más comentados es el de Racing Club, el club argentino que se considera como uno de los más grandes de su país, siendo ganador de la Copa Libertadores en 1967 y gozando de una gran afición.
Sin embargo, La Academia estuvo presa de una maldición durante 35 años, tiempo en el que les fue imposible sacarse la mala suerte.
Los celos del clásico rival
Racing tiene su sede en Avellaneda, siendo su estadio el Presidente Perón, conocido popularmente como El Cilindro. Solo a una cancha de distancia, se encuentra el estadio de su clásico rival, Independiente.
En la década de los 60’, los conjuntos de la ciudad trasandina se posicionaron como dos de los más fuertes del fútbol argentino, aunque el Rojo no solo destacó prontamente a nivel nacional. En 1964 y 1965, Independiente se alzó con la Copa Libertadores, quedando como el único campeón argentino del torneo.
Sin embargo, los de rojo no lograron ser campeones del mundo, ya que en las dos oportunidades, se enfrentaron en la Copa Intercontinental ante el Inter de Milán, perdiendo en ambas ocasiones.
Solo dos años más tarde, en 1967, Racing se quedó con la gloria eterna de la Libertadores, pero aquella temporada consiguieron un logro inédito: vencieron al campeón de Europa, el Celtic, quedándose con la Copa Intercontinental y como campeones del mundo, los primeros de su país.

Esta victoria generó celos de la afición del clásico rival, y según cuenta la historia, los hinchas de Independiente tomaron acción, aunque de una manera muy poco ortodoxa.
La historia cuenta que con ayuda de un guardia de seguridad, fanático de Independiente, un grupo de fanáticos del Rojo se metieron al Cilindro de Avellaneda, para hacer un macabro ritual: junto a una bruja, enterraron siete gatos negros muertos en la cancha, una maldición que privaría a Racing de títulos durante 50 años, o ese era el propósito.
Más de 30 años sin dar la vuelta
Luego de que La Academia saliera campeón del mundo y de la maldición de Independiente, comenzó una espiral de malas noticias para Racing, ya que durante esa misma temporada perdieron la liga local en la última jornada, cuando surgieron una goleada en manos de los gestores de la mufa, el Rojo.
La siguiente campaña fue comenzó la debacle, terminando terceros en la tabla. Ya para 1969 bajaron hasta el octavo puesto, una decadencia que no paró, hasta que llegaron a los puestos finales del torneo.
Tras ser el primer equipo argentina en ganar una Intercontinental, en 1983 Racing descendió a Primera B tras una derrota contra Independiente en la última jornada, un balde de agua fría que puso al conjunto albiceleste a pensar seriamente en cómo sacarse el maleficio.

No fue hasta la llegada del técnico Juan Carlos ‘Toto’ Lorenzo que no se tomaron acciones concretas. El DT mandó a levantar el césped para encontrar a los gatos que habían sido enterrados.
Sin embargo, en aquella misión solo s habrían encontrado seis de los felinos que fueron enterrados, lo que dejó la “maldición activa”. Ante esto, un hechicero sugirió enterrar sapos para contrarrestar el conjuro, sin embargo esto no cambió las cosas.
A esa altura, el objetivo de los hinchas de Independiente se había logrado con creces, ya que no solo su clásico rival no competía, sino que además en ese tiempo el Rojo se convirtió en siete veces ganador de la Copa Libertadores, además de conseguir en dos oportunidades su esquivo título Intercontinental, sacando una diferencia abismal con Racing.
Ante este desolador panorama, en 1998 hicieron un último intento para sacar la mufa de la cancha de La Academia, por lo que se organizó una masiva misa de exorcismo en el estadio, acompañada de una procesión por la ciudad, que incluyó a miles de hinchas. Un sacerdote roció agua bendita por todo el campo, y los fanáticos se llenaron de ilusión.

Por otro lado, las arcas del club pasaban su peor momento en 1999, y el 4 de marzo de la síndico, Liliana Ripoll, anunciaba que el conjunto dejaba de existir, lo que desató una gran resistencia de parte de los hinchas, quienes días después llenaron el Cilindro a pesar de que el equipo no jugaba, como una demostración de compromiso.
Finalmente, tras todos los intentos por sacarse el maleficio, fue en 2001 el año en que Racing volvió a ganar la liga argentina, después de 35 años de una larga sequía en la que bailaron con la B y coquetearon con la desaparición.

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