La gloria se quedó en tierras bávaras. Bayern Munich acabó con el sueño parisino, ganó por la mínima en Lisboa y se quedó con la sexta "orejona" de su historia.

Desde el primer minuto del cotejo fue Bayern Munich quien intentó tener el protagonismo, realizando una presión alta que dificultó de sobremanera al PSG en la salida.

El conjunto alemán adelantó sus líneas y mediante triangulaciones buscó acercarse al área rival, frente a un elenco francés acorralado y sin la presencia protagónica de Mbappe y Neymar.

Sin embargo, luego del primer cuarto de hora, los dirigidos por Thomas Tuchel se atrevieron un poco más al punto que tuvieron la primera clara del partido. Neymar disparó cruzado, pero el arquero Neur en doble instancia salvó su retaguardia.

Tras cartón, el Bayern respondió con la llegada de Gnabry y Kimmich. La pelota quedó en los pies del  polaco Lewandowski, quien de media vuelta tiró un derechazo abajo que dio en el vertical.

Después de la primera media hora de juego el duelo fue creciendo en intensidad, con llegadas de ambos equipo, pero sin la claridad para inflar las redes.

En el complemento,  el ambiente en Lisboa se fue calentando con el correr de los minutos. Neymar se vio involucrado en una trifulca con Leon Goretzka y Gnabry, lo que encendió los ánimos dentro de la cancha.

Eso derivó en que el partido no tuviera la misma intensidad y rapidez que en el primer tiempo. Pero eso no fue impedimento para que los germanos se sintieran más cómodos y tuvieran el control del balón.

El cabezazo de un parisino

Así fue como llegó la apertura de la cuenta a los 61. Tras un centro bombeado desde la derecha, apareció Coman de cabeza, curiosamente un canterano del PSG, para colocar el 1-0 del Bayern Munich sobre los galos.

Con la ventaja, los dirigidos por Hans-Dieter Flick controlaron el cotejo y jugaron con la desesperación del PSG, que con más ganas que fútbol intentó hacer daños por las bandas.

Pero no fue posible, los alemanes sellaron el partido, ganaron por la mínima y alcanzaron su sexto título en la Champions League, alcanzando en trofeos al Liverpool. El Bayern levantó la "orejona" en Lisboa y se convirtió en el único equipo campeón de Europa en ganar todos sus partidos.