Las competencias internacionales en el fútbol sudamericano suelen estar marcadas por el ímpetu de los clubes y sus barras, lo que en ocasiones ha terminado en batallas campales. Uno de los incidentes más recordados del balompié criollo se dio en el Estadio Monumental, cuando Colo Colo recibió a Boca Juniors a comienzos de la década de los 90’.

El conjunto trasandino llegaba a las semifinales como uno de los favoritos para quedarse con la Copa Libertadores en 1991, ya que contaban un plantel sumamente competitivo, en donde habían estrellas como Gabriel Batistuta, Diego Latorre o Carlos Navarro, quienes estaban bajo las órdenes del entrenador Óscar Tabárez.

Por el otro lado, el Cacique se ilusionaba con la gloria eterna gracias al trabajo de Mirko Jozic, sin embargo, la gesta para llegar a la final comenzó con el pie izquierdo: los albos cayeron por la cuenta mínima en la Bombonera, por lo que todo se definía en la Ruca el miércoles 22 de Mayo.

Descontrol en la cancha

Por aquel entonces, la presencia de Carabineros en el interior del estadio era obligatoria, y en caso de que se generaran incidentes estaban facultados para restablecer el orden a como diera lugar.

El árbitro brasileño Renato Marsiglia dio por iniciado el partido, un duelo trabado que durante la primera mitad se jugó a lo que buscaban los trasandinos. El ambiente era hostil para el conjunto xeneize y los locales hacían lo posible por incomodar, pero de momento su plan estaba funcionando, y tenían asegurada la clasificación.

Para el complemento las cosas cambiaron, y por fin el marcador se abrió para el Cacique, Rubén Martínez puso el 1-0 en el minuto 64’, y solo dos minuto después fue Marcelo Barticciotto quien adelantó a Colo Colo.

Los albos no estuvieron mucho tiempo con la ventaja, ya que Diego Latorre descontó para Boca y dejaba la llave abierta nuevamente. El delantero trasandino realizó gestos a la caldeada barra, generando molestia entre el cuerpo técnico del popular.

En el minuto 82’, Martínez marcó su doblete y puso el 3-1 que descontroló todo en el estadio. En medio de la celebración del plantel colocolino, se armó una mocha que creció con rapidez, jugadores, cuerpo técnico, pasapelotas, fotógrafos y carabineros se trenzaron en una disputa que dejó varios heridos.

Patadas, combos, y objetos volaban en medio del tumulto, personal uniformado ingresó a la cancha para separar la pelea que se extendió durante 14 minutos. El duelo se suspendió y solo hubo dos expulsados: Patricio Yáñez y Blas Giunta.

Una de las imágenes más emblemáticas fue la del perro de Carabineros, “Ron”, quien mordió al arquero xeneize Carlos Navarro Montoya en medio del caos. El can se convirtió en el más famoso del país y se ganó el reconocimiento de los hinchas albos.

El saldo de la noche: más de 10 heridos y 120 detenidos en las afueras del Monumental. Además, el expulsado Giunta y el maestro Tabárez fueron detenidos por la policía y tuvieron que pasar tiempo en una comisaría. Prestaron declaraciones y fueron liberados tras pagar una fianza de 50.000 pesos chilenos.

El particular motivo de la pelea

La mocha comenzó rápidamente, pero el árbitro brasileño tenía una noción de qué fue lo que gatilló la pelea, responsabilizando al DT del Cacique, Mirko Jozic, pero no fue preciso. Después se supo que en realidad fue Marcelo Oyarzún, preparador físico de Colo Colo, quien empezó todo cuando empujó al volante Antonio Apud al foso del Monumental.

Según comentó el miembro del staff de Jozic: “En ese momento había como 500 personas dentro del campo. No era como hoy. Yo cometí el error, y lo reconocí al día siguiente de iniciar esa pelea. Que para mí duró 20 segundos porque me noquearon enseguida. Yo fui el que la empezó. Nosotros estábamos celebrando el tercer gol, el que nos daba la clasificación y dentro de la cancha había como mil personas”.

“Ya en el segundo gol, Navarro Montoya (arquero de Boca) se peleó con un chico que quiso sacarle la pelota. Y en ese tercer gol estábamos celebrando en el córner, todos, titulares y suplentes, y de pronto me doy vuelta y pasa un nene, un alcanzapelotas, y Apud le iba pegando patadas. Yo no sé qué le había hecho el alcanzapelotas a Apud, si le había hecho algo, pero la realidad es que ahí pierdo el control. Le doy un golpe a Apud. Para mala suerte, cae al foso. Y ahí todos los jugadores de Boca se vinieron en contra mía”, recordó el PF.

Sin embargo, no libra de responsabilidad a los del conjunto xeneize, ya que los conflictos venían desde el duelo de ida. “Allá, en Buenos Aires, nos habían cortado el agua, llevado tres horas y media antes al estadio, nos habían paseado por la barra de Boca, nos habían hecho las mil y una. Y acá ellos estaban muy agrandaditos. Es una situación que no me enorgullece, pero tampoco me arrepiento. Fue una reacción de un segundo en la que vi que un adulto le estaba pegando a un niño y yo lancé un golpe que desgraciadamente calzó muy seco en la cara del jugador”, agregó.

Por otro lado, los jugadores de Boca que recordaron este episodio, comentaron que les sorprendió el “quilombo” que se armó.

El defensor de ese partido, Víctor Hugo Marchesini, señaló: “Nos sorprendió la agresividad con la que nos recibieron en Chile desde que bajamos del avión. Llegar al estadio fue una odisea, incluso hasta entrar al vestuario fue tremendo”.

El mordisqueado por Ron, Navarro Montoya quedó con la percepción de la realidad alterada tras el duelo, ya que alegó que se había contratado a boxeadores como alcanzapelotas.

“Era una locura. Había muchísima gente dentro del campo, alcanzapelotas que no lo eran, que eran boxeadores… Las dejamos pasar por alto y al final, eso determinó todo lo que pasó. Las provocaciones, los incidentes, los enfrentamientos con los rivales y carabineros”, comentó.

Un incidente recordado como uno de los peores escándalos de la Copa Libertadores que con el tiempo quedó inmortalizado como la Batalla de Macul. Tras ese partido, Colo Colo clasificó a la final, donde venció a Olimpia para convertirse en el campeón de América.