Álvaro Ballero esconde tras su fuerte personalidad una gran tristeza: padece una complicada enfermedad, que casi lo dejó ciego.
"Tengo Queratocono, que es una deformación de la córnea, que hace que sea irregular y que tome una forma progresiva de cono. Uno ve borroso de lejos y también de cerca", explica a La Cuarta, dejando claro que ya se encuentra en tratamiento y que le ha dado resultado.
- ¿A qué edad te lo detectaron?
- Partió a los 25 años. Es una enfermedad principalmente de hombres y te lleva a la ceguera. La córnea se va desgastando, en algunos casos se detiene y en otros avanza más.
- ¿Y se opera?
- Antes no había operación, lo único que existía era el trasplante de córnea, pero hace 8 años aparecieron dos cirugías. Es un anillo intraocular que se llama "Anillo de Ferrada", que ayuda a aplanar la córnea para poder usar un lente de contacto.
- ¿Cuánta visión perdiste?
- En el ojo derecho tengo 10 por ciento de vista y en el izquierdo, un 30%.
- O sea, ves bien poco...
- Llegó un minuto en que no me daban la licencia de conducir, era frustrante, además que soy daltónico. Era complejo para trabajar porque duele la cabeza y ves todo borroso.
- ¿En qué consistió tu tratamiento?
- Para poder sacar la licencia, fui donde el especialista en córnea y las dos operaciones que había ya no me servían, porque mi córnea está tan delgada que si me ponían este anillo intraocular se iba a salir de mi cornea.
- ¿No había esperanza?
- Lo único que me quedaba era el trasplante de córneas, porque los anteojos ya no sirven. La córnea necesita algo que la presione para evitar esta deformidad y que uno pueda ver bien.
- ¿Y qué pasó?
- Aparecieron unos lentes semirígidos que se llaman esclerales.
- ¿Y te sirvieron?
- Me corrigió de un 10 por ciento en el ojo derecho a un 90% y en el izquierdo de un 30% a un 100%.
- ¿Eso ya es definitivo?
- Depende de cuánto evolucione mi enfermedad, generalmente el Queratocono, después de los 30 años, se frena.
- Ojalá sea así, ¿te cambió la vida?
- El cambio fue mucho. No me veía las canas, las arrugas y lo mal afeitado que quedaba cuando no tenía los contactos puestos. Es milagroso lo que estos lentes hicieron con mi vista.
- ¿Fue difícil tener algo rígido dentro del ojo?
- El problema del lente escleral es que es duro y se apoya en la parte blanda y mucha gente no lo tolera y yo al principio tampoco. Cuando partí me lo sacaba y me dolía el ojo hasta 4 horas después.
- ¿Y ahora?
- Me hice adicto a ver bien. Me dejaba el lente igual y bueno, busqué una técnica que conversé con los doctores.
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