La primera vez que supe de Arjona fue hace como 20 años, cuando visitó "Sábado Taquilla" y presentó el video clip de "Mujeres". Me llamó positivamente la atención que se preguntara lo que habría escrito Neruda sin minas inspiradoras y qué habría pintado con el Picasso.

Luego sacó la canción del taxi Volskwagen del '68, donde el protagonista de la historia se agarra a una chiquilla flaite, cuyo marido se servía a la suya. Ahí algo de ruido me hizo la indecente rima: "Eran las diez con cuarenta/ zigzagueaba en reforma/ Me dijo me llamo Norma/ mientras cruzaba la pierna". Porque si no se había dado cuenta, "reforma" rima con "Norma".

La canción calentona sobre una mujer de 40 años con grasa en la guata me perturbaba. Me pasaba rollos con la mamá de un compañero de colegio que siempre me acariciaba la cabeza. Lo preocupante es que ahora encuentro absolutamente potables a las señoras de cuatro décadas, y que desde entonces Arjona se matriculó como padre de un exitoso estilo que da vergüenza ajena.

El único mérito del chascón es que se nota que las letras le pertenecen. Nadie con algo de dignidad creativa cobraría entrada para ofrecer rimas como: "Es más difícil que jalarle el pelo a una botella" o "encontrarle una pestaña a lo que nunca tuvo ojos".

Algunos pensarán que es muy choro escribir un tema sobre la menstruación, como el que dice: "De vez en mes con tu acuarela/ pintas jirones de ciruela/ que van a dar hasta el colchón". Eso es de mal gusto y peor gusto tienen las miles de personas que hoy repletarán la Quinta para ovacionarlo nuevamente.

Arjona se deja querer. Tiene el mundo a sus pies de barro. Es un galán, y a pesar de que su mujer lo acusó de boxearla, sigue arrasando entre las chiquillas que en vez de neuronas tienen hormonas en el cerebro.

Bien por ellas y bien por Arjona. No vaya a pesar que soy un tonto grave que se enoja porque el monstruo de la Quinta/ se emocione con basura/ que no está a la altura/ de tan digno festival/ que es nuestro carnaval/ que no tendrá garotas en pelotas/ pero tiene un artista que hace rimas en la tina/ agarrado de la cortina/ manchada con gelatina/ fabricada por Cristina.

¡Grande, Ricardo!