El che “Bam Bam” Morais está inventando nuevos santos pa’ elevarles plegarias. Es que al modelo lo tienen entre ceja y ceja en la Justicia argentina, la que lo investiga de pies a cabeza pa’ saber si está metido en una peluda red de prostitución.

La maniquí bife Jésica Hereñú (en la foto la tercera de izquierda a derecha), quien vino hasta nuestro terruño en octubre del año pasado como parte de un team de conejitas trasandinas, fue quien puso el sapeo en los Tribunales del otro lado de la cordillera. Acusó que la trajeron para hacer una cosa, pero al final lo que le ofreció Victoria “Loli” Cavalli (novia de “Bam Bam”) fue ponerse a repartir amor con taxímetro.

Eso sí, lo más llamativo del caso es que Morais no es el único conocido que aparece en el listado negrete... El titular de la Fiscalía Criminal y Correccional Federal N°5, Franco Picardi, envió un exhorto a Chile para que aquí igual le pongan ojal al embrollo, sobre todo porque los otros supuestos involucrados o son chilenos o se pelan el lomo por acato (ver fotos superiores).

Tome nota: además del ex de la “Fiera” y su minoca, también tiemblan el atractivo modelo Marcelo Marocchino y el crack Felipe Seymour, quien por estos días calienta banca en Brasil. A ellos se pide que sean investigados por estar vinculados a esta peculiar red de prostitución. Además figura Valentín Benet como los responsables de haber engañado a mujeres a través de falsas ofertas laborales.

EL MEOLLO DEL ASUNTO

En los antecedentes que se recogen en la investigación, la chica denunciante sapeó que Victoria Cavalli le ofreció una pega en nuestro terruño, donde todo consistía en asistir a bolichitos a hacer presencia. A cambio de mostrar su belleza, a la cabra y sus tres compañeras las retribuían con su buen chocoso.

La historia parecía ideal, ya que además les pasaban su cototo depto en Provi, los boletos de avión y todo lo que gastaran en transporte durante los tres meses que pasarían en Chilito.

Sin embargo, fue ahí cuando quedó la crema. En vista de que al parecer la cosa no iba muy bien, “Loli” le hizo un ofrecimiento a esta chiquilla trasandina: le dio la opción de arrendar su cuerpo por placer, “gatear”, como dicen en Bifelandia, labor extra que podría reportarle hasta 800 dólares.

Espantada, la loquilla se correteó en tres tiempos, y fue ahí como mágicamente   -según narra- se acabaron los eventos en locales nocturnos y los medios las empezaron a perseguir, ya que ella y el grupo de nenas con el que vino pasaban por ilegales, pues sin pega no les darían visa de trabajo.

“Pasamos días de hambre, sólo tomando agua y comiendo algunas sobras de días anteriores. Fuimos con un plan de trabajo y al llegar nos plantearon otro. Si bien no nos obligaron a prostituirnos, nos condicionaban de tal manera al no darnos comida ni trabajo ni techo”, relató la afectada.

Ahora habrá que cachar qué medidas tomará nuestra Justicia y ver cómo avanza el tema en Argentina.

Sin duda, este ramillete de conejitas fue un dolor de cabeza desde un comienzo pa’ todos los que se embarcaron en este proyecto de traerlas a Chile, ya que desde que llegaron que sus atados tenían aroma a tribunales, pues Playboy casi les chantó querellón por usar el nombre de manera trucha. Claro que eso no eran tan brígido como lo que se investiga ahora.