El dicho "se cagó entero" cuando dos machotes se agarran a cachos tuvo total asidero en esta triste historia que protagonizó Elvis Crespo, el hombre que se hizo famoso cantando el "Suavemente".

El cuento es el siguiente. Al parecer, tanto canturreo dejó con la garganta seca al pobre Elvis, así que no encontró mejor solución a su drama que ir a tomarse unos ronaldos.

Junto a su familia, Crespo empezó a remojar el güergüero en el casino del Hotel San Juan de Isla Verde, en Puerto Rico, pero parece que se le pasó la mano con las copas...

Sí, y además se las dio de divo el socio, ya que totalmente ebrio decidió marcharse del local sin pagar la cuenta. Aunque los encargados le reclamaron, finalmente lo vieron tan arriba de la pelota que prefirieron que se largara.

Cuando todo indicaba que se iba a pasar los copetes con una durma, pero no: Crespo quería seguir chupando. Agrandado, dirigió sus embriagados pasos hasta el restorán "Made in Puerto Rico", donde le dio el bajo a una botella de ron y... ¡otra vez quiso hacer perro muerto!

Pero en esta pasada le fue mal, ya que el administrador le paró los carros. Envalentonado por el alcohol, le puso un güíner -que más bien fue un loser- al dueño del boliche, quien empezó a darle como tarro.

Tantos golpes y tantas copas llevaron a Elvis a quedar en ridículo, y no precisamente por la sacada de cresta: ¡Se defecó en los pantalones mientras le pegaban! ¡Qué bochorno!

Todo mal pa'l Elvis, quien la semana pasada ya había quedado rojito cuando lo bajaron de un avión porque lo pillaron masturbándose en el water. (RRG)