Después de años sacándole carcajadas a la barra, Robin Williams pasó este lunes a mejor vida a sus 63 años de edad en Los Angeles, dejando sus admiradores y cercanos con la pena de ver partir antes de tiempo a una de las estrellas más importantes en la historia hollywoodense.

Por lo mismo, varios todavía no se le creen y menos entienden la inesperada partida del actor que brillara como uno de los comediantes más bacanes de la industria. Sin embargo, la vida de quien fuera protagonista de un lote de películas chistosas, paradójicamente, estaba lejos de ser pa' la risa, pues durante sus últimos años dio la pelea para collerearle a las malditas adicciones, las cuales al parecer le ganaron el gallito.

Es que si bien todavía se desconocen los reales motivos de su deceso, todo indica que Williams se habría quitado la vida por asfixia mecánica, aunque todavía no existe una versión oficial de los policías gringos. Eso sí, su mismo mánager, Mara Buxbaum, dateó a través de un comunicado que el comediante se encontraba en rehabilitación por abuso a las drogas y por sufrir una cototo depresión, las cuales lo habrían llevado a tomar la decisión de atentar contra su vida.

"Es una trágica pérdida. La familia pide respeto y privacidad durante este horrible momento", agregó el compipa en la misiva.

La despedida

El pasado 31 de julio, Robin Williams subió a su cuenta de Instagram una fotografía en blanco y negro junto a su hija con motivo de su cumpleaños. La instanánea, en la cual aparece con su chiquilla sostenía en los brazos, fue la última que subió el actor a sus redes sociales.