Lo que para el resto del mundo es una bendición, para la rica Kim Kardashian es en realidad el resultado de unas inyecciones de cortisona que se pone cada tantos años para combatir una psoriasis que la afecta.

Estamos hablando, era que no, del tamaño del trasero de la farandulera, y de las variaciones que tiene esa parte de su cuerpo cuando debe inyectarse.

"Cada varios años me pongo una inyección de cortisona. De hecho me acabo de poner una porque mi psoriasis empeoró bastante durante mi viaje a Las Vegas. Eso es algo que casi nadie sabe sobre mí", confesó la celebridad en un vídeo en directo con sus fans a través de su página web.

La estrella televisiva descartó de plano que alguna vez se haya puesto implantes en las nalgas, como se ha especulado en numerosas ocasiones, y detalló que cada vez que debe recurrir a la cortisona para tratar su dolencia se le hinchan las pompas, las que un tiempo después vuelven a su tamaño normal.