Dicen que a futuro la tele irá a la baja y todo estará en la web, en especial la fama. Y hoy por hoy existen ene celebridades “del Youtube” como decía mi tata, paraíso fértil donde el lolerío ha encontrado la chorrera de ídolos y uno de los crá nacionales es Germán Garmendia, quien este finde estará de tú a tú con sus seguidores.

Es uno de los youtubers más populares que hemos exportado. Oriundo de Copiapó, Germán tiene cerca de 28 millones de seguidores en su canal en la web, donde cada tanto sube chistosos videos que son del gusto de ene espinilludos alrededor del mapamundi.

Ahora el capo se está forrando con su salto a las librerías con “#ChupaElPerro”, debut literario que mezcla consejos bien graciosos, bromas, anécdotas y una suerte de diario de vida.  El cabro ya hizo temblar el Obelisco con su aparición en La 42 edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, donde varios peques lloraron más que huérfano. ¿Raya para la suma? Nuestro compatriota puso su ser en modo “paciencia extrema” y firmó durante 10 horas página tras página.

CON ORDEN

Por eso, ya se cranea  todo un operativo para contener la “Germanía” que habrá este sábado en el teatro La Cúpula del Parque O’ Higgin’s, escenario escogido para que firme su libraco a más de 2 mil fans previamente inscritos, entre las 10.00 y las 14 horas. Como la fama tiene sus costos y para evitar que se generen desmanes innecesarios mientras  suelta la muñeca con la pluma, se ha solicitado una serie de requisitos dignos de rockstar,  como Axl Rose o los Rolling Stones.

Partamos por redoblar el número de guardias, ojalá con tímpanos de hierro y manejo a la hora de reducir hordas vueltas verdaderas monicacos.

Para que la cosa sea bien ágil y su fanaticada no se reseque el dedo índice chupándoselo en la fila, el sociate pidió que se produzca el menor contacto físico con sus fieles ratones de biblioteca.

La idea es evitar el continuo tsunami de selfies y contracturas por abrazos de oso. La mosca irá fija para todos sus seguidores, pero habrá prohibición de besuqueos.

Para su camarín, Garmendia pidió un espejo, varios dulces, videojuegos y,  era que no, un computador para seguir conectado al cien por ciento.