Hace menos de un año la buenamoza Cony Molina soñaba con alcanzar la gloria en la televisión chilena, y ahora sólo anhela terminar el colegio y conseguir las 30 lucas mensuales que le exije el plan de celular que sacó durante sus 15 minutos de fama en la serie Perla, tan real como tú.

Es que por estos días la chiquilla que destacó por su voz y belleza durante el docureality estival de Canal 13, vive en carne propia el dicho que acuñó Peter Veneno allá por los 90: "la fama es 'emífera' ¿no?"

“No me han llamado mucho, todavía la gente me reconoce y es súper lindo, pero no me han ofrecido otras cosas. Como que estoy volviendo a ser normal, igual echo de menos tener una cámara”, contó la ex archienemiga de la portentosa gitana, que ahora pasa sus tardes intentando sacar el primer y segundo medio en un 2x1 de la capital.

“No estoy ni ahí con estar como muchas minas de la tele que todavía no tienen cuarto medio”, confesó la lola de 17 primaveras, quien no fue considerada para el docu de Cangri y Dash, que debiera estrenarse en unas semanitas más.

- ¿Por qué no te sumaron a la pomada de los “fashion”?

- Creo que puede que hayan sacado a los que daban menos rating, no sé...

- Pero en el verano recorriste las playas e igual tenías tu barra...

- Las niñas chiquititas como que me quieren y hablamos por Facebook, pero no me han ofrecido otras cosas. Tenía expectativas como todos cuando entramos a la tele, pero cuando empecé a cachar que no me pescaban, traté de tomarme las cosas más tranqui. Mi contrato terminó el 15 de junio.

- ¿Y qué fue lo último que hiciste para la pantalla enana?

- Debería salir en Mi Nombre es, aunque igual no quedé, jejejé. Imité a Avril Lavigne. Igual sigo cantando harto en la ducha (risa).

- ¿Cómo supiste que tenías fecha de vencimiento en el 13?

- Pregunté y un día Rodrigo Leiva (director de los docus del 13) le dijo a mi papá que fuera a conversar al canal. Él le dijo que yo estaba dedicada a los estudios y Rodrigo le explicó que querían contratar a gente mayor de 18. Ah ya filo, pensé yo, mejor me preocupo de estudiar y de lo de Mi Nombre Es.

- ¿Muy bajoneada?

- No es bajón, igual yo soy súper vergonzosa. Me reconocen en la calle y como que me quedo congelada. Antes para salir tenía que ponerme lentes, casi encapuchada, ahora no, salgo de lo más normal. No estoy bajoneada, pero igual me dio lata todo esto...

- ¿En el peak de la fama del programa, no te tentaron de otros canales?

- Me llamaron de Chilevisión para Yingo, pero no me gusta ese tipo de programas que son puro cahuín. Si me alcanzara el tiempo entraría a Calle 7, porque es como más deporte y competencia.

Para que se haga una idea de la mesada que le daba el canal de Luksic a estos lolitos, desde febrero del 2011 hasta junio de este año, Molina recibió 400 lucas de sueldo. Chauchas de las que ahora le quedan sólo unos molidos.

“Alcancé a juntar muy poca plata de lo que me pagaron y estoy en las mismas, me quedan las monedas que tengo en el cajón nomás”, soltó risueña.

-Igual su turro…

- Sí, harta plata, yo quedé feliz.

-Espero que no te hayas encalillado desde que se acabó el laburo...

- Ahora estoy endeudada con mi celular. Me sale 30 lucas. Lo contraté en febrero y no me queda plata (risas). Voy a tener que pedirle prestado a mis papás.

- ¡Por suerte no te dio por la moda de encargar pitufos como Perla, Belén y Lola!

- Obvio que no, yo me cuido. Tengo pololo, pero tomo pastillas. Siempre me he cuidado. Llevo cuatro meses pololeando, él va en mi instituto, tiene 18.

- ¿Y es legal eso?

- ¿Ah?

- Mmm... nada, ¿y te apoya en esto de la tele?

- Me dice que si quiero volver a la tele, que lo haga, pero como que le da lo mismo, no veía el programa, no cachaba Perla.

- ¿Y te sorprendió el embarazo de la gitanilla?

- No, porque siempre decía que quería una guagüita, era bien tierna. Pero lo de la Belén, un día me lo contó mi mamá y quedé para dentro, aparte llevaba poco con el pololo.

- ¿Sigues en contacto con alguno de los cabros del programa?

- Con el Dash hablé hace un par de días, pero muy poco, fue por celular. Hemos quedado de juntarnos con él y el Cangri, pero no nos ponemos de acuerdo.