Bastó con que Vivi Kreutzberger le echara el ojo por cinco minutos a la ricarda Javiera Acevedo, para que la hija de Don Francis se comenzara a urgir pensando en las andanzas que la soberana guachaca se podría mandar el próximo sábado 4 de diciembre, cuando le toque animar el remate de la Teletón en el Estadio Nacional.

Es que así como la regalona del Pollo Valdivia le reconoció a La Cuarta que sobre el escenario "me encanta quedar en blanco e improvisar", en Arica la animadora de Identity dejó en evidencia que ella es muy distinta, porque le carga la gente que se sale del libreto.

Todo ocurrió durante la primera jornada nocturna de la gira al norte, que ayer continuó con una escala en Iquique, pero ya sin Javiera (ya que la rubia regresó a la capital en el vuelo de las 6.30 de la madrugada).

Si bien al principio todo se desarrolló con normalidad, el paso de las horas en la velada inicial provocó que la tierna Javi se pusiera cada vez más chispeante, espumeante, o como quiera decirlo.

Así llegaron las últimas dos actuaciones, las de Chancho en Piedra y La Noche, donde la rucia se desató pintando el mono sobre el escenario.

En esa onda, bailó una y otra vez con Juan Falcón (era que no), protagonizando califas performances que sumadas a su mínima falda simplemente dejaron la grande.

Aunque lo que se ganó toda la atención de Kreutzbeger fue al final, cuando Acevedo pidió contar un chiste antes de despedirse . Vivi nunca pensó que la chiquilla con cara de angelito partiría diciendo que "un caballero se compró una gallina, se fue al cine y se la metió entre los cocos". Tal cual.

Ahí todos se llevaron las manos a la cabeza. Vivi se fue al costado del escenario para despotricar, mientras el Rafa hacía lo imposible por evitar el final del chiste, que rezaba que la boquita del ave (pero con otro nombre) le estaba comiendo las cabritas a un niño.

"Fue raro, porque Vivi como que no creía todas las cosas que hacía la Javiera. La encontró como mono con navaja con el micrófono", relató un testigo que, sobre el proscenio, escuchó cómo la hija del mero mero pataleó por las salidas de madre.