Espectacular

Luli quedó con cachetes colorados por lluvia de insultos de trabajadores de la ANEF

Un atado con todas sus letras fue el que provocó ayer un intento de performance realizado por la inagotable Luli Love, en plena Plaza de Armas de Chago.

Bajo el grupo de interpretar una parodia a la serie de animación japonesa "Dragon Ball", la rubia de hablar cantadito llegó cerca de las 13 horas al cuasi emplazamiento perucho, acompañada de tres musculosos pintados de rojo y dos terneados guardaespaldas de medio tiempo.

De pelo azul y vestida con un ajustado traje de látex negro que dejó al descubierto su hinchada humanidad, la presencia de Nicole Moreno dejó la mansaca de entradita, congregando a un lote de califas que conforme el paso de los minutos se tornó cada vez más incontrolable.

Entre empujones y cambios de lugar para evitar que la cosa pasara a mayores, la minurri explicó que su intención era promocionar un diario de avisos económicos, mostrando la marca del producto escrito en sus pechugas y sobre sus observadísimas nalgas. La actividad, dicho sea de paso, se había difundido como de "cuerpos pintados". Esa onda.

ATADOSOS

No pasaron muchos minutos antes antes de que el constante meneo del particular letrero publicitario comenzara a levantar... las pasiones.

"¡Hace bailar la rana", fue la sugerencia más tímida que recibió la rucia, antes de que los forcejeos derivaran en un certero cornete de un petiso a uno de los seguritos, seguido de una batahola que terminó con Luli y sus fortachones apretando cachete por pleno Paseo Ahumada, con destino a la oficina central del periódico.

Fue ahí donde el enredo se puso más peludo, porque apurados para no recibir más insultos y proyectiles, al llegar a Huérfanos la masa de periodistas y catetes que acompañaban a Nicole chocó de frente con una protesta de la ANEF en apoyo a Gendarmería.

Indignados por el paso de la bailarina y sus cachetes publicitarios, los manifestantes comenzaron a insultar a la chiquilla, mientras su madre, María Angélica, ya no daba más de nervios. Entre paipazos y hasta escupos, la comitiva logró llegar a una oficina del periódico, seguidos por una hiperventilada multitud. "No pensamos que pasaría esto", argumentaron más tarde los organizadores.

Jorge Ruz Arias

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