Los análisis toxicológicos practicados al cuerpo de Michael Jackson revelaron que recibió una cantidad letal del sedante Propofol, según adelantaron fuentes policiales no identificadas al portal TMZ.com.

Estos resultados aún no se han hecho públicos, aunque su anuncio se espera que sea inminente, ya que Craig Harvey, portavoz de la oficina del juez de instrucción, dijo el mismo día que se practicó la autopsia que la causa final de la muerte se daría a conocer entre "cuatro y seis semanas después".

Uno de los más graves efectos secundarios del fármaco es que puede provocar un paro cardiaco si se suministra en combinación con ciertos analgésicos. Las investigaciones de la policía de Los Angeles sostienen que la muerte de Michael Jackson fue un homicidio involuntario y las sospechas recaen sobre su doctor personal, Conrad Murray, objetivo de las pesquisas, quien estuvo presente cuando el artista falleció.

A finales de julio miembros del Departamento Antidrogas (DEA) y detectives  registraron la oficina de Murray en Houston (Texas), en busca de "artículos que constituyan evidencias de un posible homicidio involuntario y que muestren que el doctor Conrad Murray cometió dicho crimen".