Vinculada para siempre a los autos quedó la vida del actor estadounidense Paul Walker, protagonista principal de la saga "Rápido y furioso", en la que interpretó al oficial Brian O'Conner, papel que le dio fama internacional.

Fallecido el 30 de noviembre de 2013 a los 40 años en un accidente en California, cuando iba como copiloto y chocaron contra un árbol en la ciudad de Santa Clarita, Walker era aficionado a los coches potentes y de lujo, por eso poseía ejemplares de firmas como BMW, Audi, Mustang y Porsche.

Ahora su familia puso a la venta esa cara colección de vehículos, pero la organización "Always evolving" (destinada a la promoción del automovilismo profesional en California y fundada por el desaparecido actor), está tratando de que tal negocio no se vea asociado al nombre de Paul Walker ni a su popularidad, para evitar que los precios se disparen de forma excesiva.

Cuando murió, Paul Walker iba con su amigo Roger Rodas en un Porsche Carrera GT. Ambos fallecieron luego de estrechar un árbol y de que el auto se incendiara, y las investigaciones indican  que iban a exceso de velocidad.

Se estima que la herencia de Paul Walker llega a los 25 millones de dólares y la única beneficiaria legal es su hija de quince años Meadow (15), aunque será el padre del actor el encargado de gestionar los bienes y supervisar el uso que la joven haga del dinero.