—¿Por qué decidiste regresar después de seis años?

—Más que una decisión, fue en el fondo una necesidad: tenía ganas —cuenta Álvaro Rudolphy.

El actor, hoy 61 años, desde fines de los 80 venían haciendo melodramas de manera casi ininterrumpida, siendo la penúltima la sórdida Juegos de poder (Mega) en el el 2019 —como el vil “Mariano Beltrán—, y luego como el vengador “Martín Fernández” en la oscura Secretos de familia (Canal 13). En entrevista con Martín Cárcamo para De tú a tú, junto con plantear que “necesito salir de la zona de confort y hacer algo que me cueste”, también admitió que la carga emocional de esas historias también le significaba un desgaste.

Ahora, en diálogo con La Cuarta, precisa sobre las razones de su alejamiento: “Llevaba hartos años sin parar también, entonces en ese momento decidí salirme un rato, quise probar otras cosas, lo cual hice”.

Por estos días, luego de que se anunciara su regreso a los melodramas de la mano de la vespertina Aguas de oro —de pronto estreno—, mientras el actor se dirige a almorzar tras una mañana de grabaciones en la inmensa hacienda en Colina que hace de locación —al igual que en otras producciones como Aquelarre y El señor de la querencia—, Rudolphy reencuentra su pausa televisiva:

—Estuve haciendo muchas cosas entre medio: podcast, películas, y estoy en programa en la radio Imagina...

Hasta que, “de repente”, según cuenta, “se dieron las cosas, y recibió un llamado de “Quena” Rencoret, directora del Área Dramática de Mega, y le preguntó si quería retornar: “Sí, tengo harta ganas de volver”, le sinceró él, así que le pidió esa chance y sucedió, según relata. “Siempre hubo una pequeña puerta abierta”, plantea. “Lo conversé alguna vez con alguien y dijo: ”Nunca hay que escupir al cielo, nunca hay que decir ‘nunca jamás’’, porque la verdad uno no sabe cómo se va cómo se va ir dando todo. Entonces estaba esa ventana, se abrió y entré“.

Nueva etapa

—¿Te proyectas ahora en las teleseries?

—No sé... Ahora, después de esto, digamos, decidí no dar por sentadas las cosas, sobre todo lo futuro. No sé cómo se viene la mano, no sé lo que va a pasar. No quiero ser drástico en decir una opinión o comentario, porque no sé si voy a seguir grabando teleseries, no sé si voy a dejar... Voy a ir viendo con el tiempo.

En esta vuelta, Rudolphy interpreta a Carlos Ruiz-Tagle, el alcalde del pérdido pueblo ficticio El Álamo, donde descubren unas aguas termales que rejuvenecen, algo que hace que a este edil se le pongan los ojos con signo de peso. En su momento, cuando hizo a “Beltrán”, este también era una figura de poder, al punto que se convertía en Presidente de Chile, con varios chanchullos de por medio.

—¿Se parecen algo “Mariano Beltrán” con “Carlos”?

—No, Mariano era un tipo de una oscuridad que no tiene Carlos, que es más bien bobo, un pillo. Pero “Mariano” era un tipo más oscuro, sórdido, que llegaba incluso a ser malvado. Diría que “Carlos Ruiz-Tagle” es más bien pillo, pero no hay maldad en él.

—¿Menos carga emocional?

—Sí, porque además cuando uno hace comedia es más bien un juego, mucho más lúdico, no entro en esas profundidades y oscuridades; sino que trabajas un poco más quizás por encima, más la forma.

Sobre la chance de volver a hacer una nocturna de ese tono, el intérprete transparenta: “No sabría decirte; va a depender, del personaje, de la producción, de la historia y del guion”, así que “no tengo nada claro; en este momento estoy haciendo esta teleserie, estoy súper enfocado en Aguas de oro, y más adelante veremos po’”.

Doble pantalla

Por estos días, además, se encuentra en pantalla en Canal 13, como conductor de El coleccionista de historias y tesoros, programa cultural que ya está pronto a terminar de grabar. “Me queda muy poco, pero ya estamos casi finalizados”, comenta. “Me gustó, ha sido entretenido conocer gente y mundos distintos, que además tienen cierta conexión conmigo; soy coleccionista también, entonces al relacionarme con otros coleccionistas se me abre un mundo para tratar de entender y entenderme”.

Hay que recordar que cuando Rudolphy fue entrevistado por Martín Cárcamo dejó ver los más de 360 sopletes, de todos los tamaños y colores que coleccionaba. En esa ocasión también sinceró que estaba en campaña de venderlos... aunque quería que quedaran en buenas manos.

—¿Todo esto del programa empezó por los sopletes y Martín?

—Cuando me entrevistó él, conoció la colección y me dijo: “Oye, ¿sabes qué?, he visto unos programas de coleccionismo que hay en España y en otros países; de repente te gustaría hacer uno”, y dije: “Sí, por supuesto, me gusta, me apasiona el coleccionismo, lo encuentro entretenido”. Y me dijo: “Ya po’, si en algún momento se abre esa puerta, ahí conversamos”. Y se abrió esa puerta, con su productora que se llama La Industria.

—Ah, trajeron buenos réditos los sopletes...

—Jajaja.

—¿Al final te deshiciste de ellos?

—No, los tengo todos en una bodega. Vendí ese departamento, mis oficinas, así que ya no están ahí.

—¿Por qué vendiste ese departamento?

—Porque vino la pandemia y todo eso ajustó la billetera. Para pagar deudas y cosas.

Otro famosillo coleccionista, Iván Arenas, comentó a La Cuarta durante diciembre pasado sobre sus distintas colecciones que “empecé con los sopletes, que tengo pocos, dieciocho, pero voy de a poco”. Y reveló que estaba al tanto de los sopletes del actor: “Me gustó mucho”, sinceró el “Profe Rossa” . “Los estaba vendiendo, pero en una locura. No le pregunté, no tengo contacto; pero me llegó el dato de que lo vendía en una locura”.

—Iván Arenas dijo que estuvo interesado en comprarte sopletes...

—Sí, pero no se ha contactado conmigo, así que estoy dispuesto a conversarlo con él, si es que tiene (interés).

—¿En qué cambio Rudolphy en este regreso?

—Creo que estoy más relajado. El tiempo me enseñó que no dependo tanto de las teleseries, como era antes, que puedo hacer otras cosas, que puedo diversificar mi oficio, y eso me da cierta tranquilidad. Mañana, que uno no sabe lo que va a pasar con las áreas dramáticas y con los canales, eso me logró asentar un poquito.

—¿Más seguro?

—Sí, yo creo.

Por último, el también dramaturgo tiene una obra escrita, La grieta, “y que pienso quizás estrenar el primer semestre del próximo año”. Aquella historia sólo está compuesta de dos personajes, así que está en conversaciones con una “actriz conocida, que está muy interesada”, concluye.