Por Bernardita VillaBailarín de Rojo relata cómo vivió el reencuentro con su violador: “Te hace sentir todo lo que ellos te hicieron y es repugnante”
El artista fue violado a los siete años por un amigo de la familia.

A los siete años, el bailarín de Rojo Ernesto Bravo fue violado por primera vez por un amigo de su familia. En 2023, interpuso una querella, que en julio pasado fue acreditada por la justicia, sin embargo, el hombre no recibirá una pena de cárcel efectiva.
“Lo único que queda es la condena social”, señaló Bravo en sus redes sociales, al dar a conocer la resolución de la justicia.
El bailarín de la segunda generación de Rojo, el color del talento, pensó en mantener el secreto y llevárselo a la tumba, pero una discusión con su padre, en 2020, lo hizo cambiar por opinión.
"En un momento de crisis, golpeé la mesa y se me salió a gritos, de forma muy dramática. Hubo silencio en toda la familia, lloraron y empezaron a hacerme preguntas. Pero una vez que lo conté, fue liberador”, reconoció a Página 7.
"Estuve en el infierno mismo. Lo conozco al revés y al derecho", aseguró también.
Para su familia, en tanto, fue un golpe fuerte. “Mi viejo se derrumbó y mi madre atinó altiro a abrazarme y hacerme cariño. Pero los dos llorando, una escena bien triste y dramática. Mis hermanos en silencio y mis padres pidiéndome perdón", recordó.
Bravo, sin embargo, decidió no contar su historia en el programa y guardarla como un secreto familiar hasta estar preparado para hacerlo público.
Para ello iniciaron un trabajo psicológico que los ayudó con el trauma. “Acepté pastillas, calmantes para regular la ansiedad, las crisis de pánico, los ataques de ira, intentos de suicidio. Nos preparamos con el psicólogo para interponer la demanda. Fue todo un proceso que hice con madurez", agregó.
Cuando estuvo listo, interpuso una querella contra el hombre y contó públicamente su historia, recibiendo mensajes de apoyo y comentarios desagradables.
“He hecho muchas cosas por gente, siempre desde el amor, y hubo muchos que me defraudaron, que se cayeron. Amigos con comentarios muy desafortunados, que decían ‘este tipo es así, enfermo, porque lo violaron y le quedó gustando’. Cuando esos comentarios son de gente que uno considera, es decepcionante. Ahora mi núcleo es cada vez más cerrado", dijo
El reencuentro con el atacante
Ernesto volvió a ver a su abusador en una audiencia telemática, que le revolvió el estómago.
“Estaba conectado, de terno y corbata. Solo fueron miradas, pero es un tema fuerte“, comentó. “Muchos ven a sus abusadores, porque viven en la esquina o en el barrio, y eso es muy difícil. Te hace sentir todo lo que ellos te hicieron y es repugnante. Cuando lo vi por primera vez, tenía mi estómago apretado a full“, sostuvo.
De hecho, para enfrentarse a ese momento tuvo que prepararse. “Me había tomado un SOS antes de verlo, porque es ver al diablo. Te dan ganas de sacarlo de la pantalla y matarlo. Es terrible, te da bronca, rabia, impotencia, ganas de llorar, todo mezclado. Pero las pastillas y mi fuerza mental hicieron lo suyo", aseguró al portal de noticias.
Ernesto asegura que no mantuvo contacto con su abusador, quien desapareció hasta que “se hizo una investigación para encontrarlo y lo hallaron en el Hospital de La Florida, un hospital de niños, trabajando en seguridad”.
Pero a pesar de acreditarse los hechos y ser reconocido como víctima, su agresor no fue a la cárcel.
“Sabíamos de antemano que no iba a estar preso, no me sorprendió de mala manera, porque lo teníamos visto. Hay una condena social, pero uno queda disconforme, porque esto es la pelea del bien contra el mal, de gente abusada contra el abusador“, dijo.
“Quería exponer su identidad. No me voy a envenenar, ni voy a ir a matarlo, ni dispararle, ni nada. Quería mostrar, exponerlo, pero hasta ahí llego", cerró.
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