Hablar con él detrás de la pantalla es diametralmente opuesto a sus vivencias y alocadas aventuras. Tranquilo y parsimonioso se muestra Pedro Canales, más popular por sus peripecias bajo su nombre de superhéroe de las comunicaciones: El Coloro de DLT.

El extraño caso de Pedro Canales y El Coloro podría ser una buena alegoría de El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde (1886).

El mismo periodista pone hincapié en que son dos personas distintas mientras conversa desde su casa, específicamente desde su cuartel de operaciones, donde lee a Nicanor Parra, Charles Bukowski, Mauricio Redolés, Claudio Bertoni, entre otros autores, al ritmo del rock nacional de Los Prisioneros y Los Tres, mientras sus cómics adornan la sala.

“Si la gente de repente me conoce y dice: ‘yo pensé que tú eras más loco’, les digo que no puedo andar todo el día saltando y gritando. Pedro es distinto: hay dos personalidades, Pedro y Coloro… ¡y se odian!”, confiesa al Diario Pop el reportero.

“Se odiarían, sí. Me ha gustado alimentar el personaje de Coloro: tiene cosas que le gustan y cosas que no, sus arrebatos. Se ha ido trabajando y madurando. Ahora también tiene espacios un poquito más de reflexión. Y Pedro es más piola, más serio, le gusta quedarse en la casa y leer”, agrega.

Fue expulsado de cinco colegios, bueno para el peluseo y, en un principio, quería ser actor o estudiar cine. Sin embargo, durante su educación media una cobertura voluntaria para el medio DLT le hizo descubrir su verdadera vocación.

“Estaba suspendido y DLT publicó que necesitaba un corresponsal para ver a Frank de Boer en el Mundial de Fútbol Tenis. Me gustó, hice una nota y me llamaban para cosas puntuales. Después me quedé haciendo notas y editaba videos para Jorgito Pizarro. Jorge se fue y el cambio natural se suponía que era yo. Me tocó salir de la banca en los Panamericanos”.

Hoy, con miles y miles de seguidores en redes sociales, suma recordadas coberturas en distintos deportes y eventos como los Panamericanos y la Copa América, hasta un encuentro con la superestrella de internet, Speed.

“Ha sido una locura todo lo que nos ha pasado —y me ha pasado a mí también, personalmente. Después fue el Panamericano, después la Copa América… hitos que están ahí. Creo que lo hemos podido llevar bien con el equipo. Por ejemplo, la visita de Speed: esa hueá para nosotros fue una locura participar”, dice con alegría e ilusión sobre su presente de miel sobre hojuelas.

-Llegó todo este ascenso que has tenido, porque es un estilo mucho más juguetón, vibrante, entretenido, no tan encuadrado. ¿Ese siempre fue tu estilo y tu personalidad? ¿Lo fuiste creando?

-Sí. Me acuerdo que en el colegio hacíamos videos y nos gustaba mucho Plan Z. Mis referencias son Plan Z, 31 Minutos, VideoMatch, un poco de Gaspi… es un charquicán de todo. Hacíamos videos, hueveábamos a los profesores, buscábamos incomodar al poder que nos regía en ese mundo que era el colegio. Y siempre me gustó el hueveo, qué mejor que poder mezclarlo con vivir de eso. Pero tampoco es tan hueveo, porque igual existe un trabajo súper grande detrás: estar constantemente creando, mantenerse lúcido… Yo soy súper malo para el copete y para la droga, ¿cachai? Eso se nota. Trato de estar siempre pila: tomo harto café, Red Bull también, trato de comer sano. De repente salgo, pero cuando no tengo nada durante la semana. Pero cuando grabo y veo esas multitudes, a la gente, me sobreexcito un poco, entro en un trance. Aparte, juego de memoria con mis compañeros Gianni y Jairo (amigos y colegas de DLT).

-Poco se habla de eso, de tus gustos. Me han dicho que te gusta harto el rock nacional, los superhéroes…

-Sí, me encanta. Los Tres es mi grupo favorito, los he ido a ver caleta de veces. Los Bunkers también me gustan harto. Y los superhéroes me han gustado desde chico; de hecho, tengo acá una colección de Marvel Legends y en eso me gasto plata que no tengo. Me gusta mucho leer; eso me lo enseñaron mi papá y mi mamá, que me dieron buenos referentes para el proceso creativo. Por ejemplo, cuando tengo que ir a una pauta que requiere mucha cabeza, me encierro acá —es toda una bodega que transformamos en estudio durante la pandemia—. Ahí se me ocurren frases, las anoto y tengo una base para llegar al terreno y asociar ideas. La otra vez, en un video, saqué un poema de Redolés (No importa). Nos estábamos colando en los Parapanamericanos con el Team Chile y no podíamos estar ahí, era súper incorrecto. Nos fondearon los chiquillos y empecé a decir: “No podemos estar acá, pero qué importa; hay viejos culiaos que piensan que no podemos estar acá, hay viejos culiaos que no creen en nuestro amor”.

-Y Pedro, ¿cómo ha sido también esto de la fama? Porque estás prime: cada vez más hay cosas comerciales, con WOM, tu encuentro con Speed, un influencer ya…

-Hay una batalla que tiene Pedro y Coloro: ser influencer y ser periodista. Yo sé que, en mi universidad, a los profes les complicaba un poco que yo terminara siendo influencer antes que periodista. Ahí batallan esas dos partes. El tema de la fama me lo tomo bien. A veces quiero andar piola, hay días y días… pero si se acercan, conversamos y no pasa nada. Nunca voy a decir que no a una conversación o una foto, porque ellos son los que pagan y a ellos les debo todo lo que me ha pasado. Estoy agradecido de que la gente me haya enaltecido y siempre lo estaré. Obviamente no faltan los hueones pesados, pero a esos… me los meo.

-Has sido sensación…

-La fama me la tomo bien porque la gente es súper buena conmigo y agradezco que valoren mi trabajo. Se me acercan, me hablan de videos que hice hace un año, o se me acerca un cabro chico y me cita cosas que dije en un video, me empiezan a imitar… y eso para mí es genial. Pero también siento mucha presión porque son niños. Desde que un niño en el Chile Open se me acercó a repetir que estaba “eyaculando chilenidad” —que no tiene nada de malo, porque hay gente que dice cosas peores— me trato de cuidar un poco. Por ejemplo, si salgo nunca aparezco en fotos con un vaso, jamás con un cigarro, jamás hablo de armas o cosas que encuentro nocivas para los cabros chicos, sobre todo ahora que están tan expuestos a TikTok y a tanto tipo hablando. Trato de cuidarme un poco: ser bueno para el hueveo, pero también transmitir cosas buenas, como el deporte o mostrar libros, incentivar a estudiar. A medida que ha crecido la fama he sentido la presión de no ser una influencia negativa.

-También jugái harto con el doble sentido… porque ahora salió el tema con Sammy; bromeaste con el pene de Sammy...

-Semen Reyes, así le puse yo. No, pero es que… es un pene. Por ejemplo, yo no le hago publicidad a los copetes; lo tengo bloqueado. Me han llamado hasta del Passapoga. Pero chistes del pene da lo mismo, todos los hombres tienen pene. Es una talla que tirarían unos niños en la sala de clases.

-¿Cómo te ves después en cinco años más? ¿En DLT?

-A mí me encanta lo que hago, amo lo que hago, pero en cinco años me veo en algo parecido, aunque no quiero lo tradicional. Me gustaría estar en una plataforma más grande o hacer evolucionar la plataforma que tenemos. Me gustaría hacer IRL, hacer YouTube, pero siempre en terreno.

-Se viene el Kick…

-Oye, eso estaría bueno. Ahora tenemos nuevo estudio en DLT, tenemos hartas ideas. Pero claro, siempre en terreno, que es lo que me gusta. No me gusta hacer lo que todos hacen, entonces quiero pensar en algo bueno para salir con algo distinto.

-¿Y qué es lo distinto?

-Todavía no lo sé. Estoy en la búsqueda constante de hacer algo diferente, de causar algo más positivo en la gente que algo negativo.

“El fútbol está secuestrado”

“La Roja” marcó una de sus peores performances en estas últimas clasificatorias rumbo al Mundial 2026, un ingrediente más para el momento de crisis en el balompié nacional y una ANFP fuertemente criticada. Canales lo cubrió en primera persona.

-Cambiando de tema: estuviste siguiendo ahora a La Roja. ¿Cómo fue cubrir este momento paupérrimo?

-La experiencia siempre es linda, siempre es bonito seguir a tu país. Siento que lo representái también, sobre todo porque el contenido lo ve harta gente y siempre terminas viendo a los mismos; tampoco viajan tanto ahora, menos. La Copa América fue una experiencia bacán personal y profesionalmente, pero deportivamente… no grité ningún gol. Creo que fuimos súper acertados en crear momentos de distensión en medio de un escenario súper oscuro. Yo siempre voy a seguir a La Roja, pero deportivamente no tengo mucho que decir porque tampoco soy un experto.

-Estuviste vetado un rato, ¿no? Por Milad.

-No sé quién dio la orden y, si te doy el nombre que acabas de decir, probablemente se me caiga un piano encima, así que no vamos a entrar otra vez en esa polémica.

-Fue por andar peluceando…

-Porque no les gusta lo que hago, andaba peluceando y por los accesos. No sé quién dio la orden, pero simplemente me llegó que no podía acreditarme por “incumplir normas”, eso me dijeron.

-¿No te dijeron qué fue lo que pasó?

-Me llegaron ciertas cosas de colegas. Este mundo es tan chiquitito que todos se conocen, pero me llegó que fue más que todo por andar peluceando, porque eso incomodaba a gente más vieja que pensaba que yo los estaba agarrando pal hueveo. Siento que siempre he sido súper pro La Roja, a pesar de todo el momento, la cagada que tienen; nunca le he tirado mierda a alguien en persona. Si lo hice una vez, pero no fue ningún jugador. Yo no me puedo meter con la pega de ningún jugador; fue con alguien que todos sabemos y prefiero no dar el nombre, la gente sabe.

Pertenezco a un medio y ese derecho de admisión no es solo para mí, sino que también es para DLT. No quiero comprometer a compañeros y compañeras y su pega por disputas que, a la larga, terminan siendo mías. Pero si estuviera solo, créeme que diría muchas más cosas.

-Sin meternos tanto, como dijiste tú… ¿Cómo ves el análisis del fútbol chileno a nivel general? Selección, clubes, liga, jugadores, formación, ¿cómo ves todo?

-Yo no soy de tanto dato duro, pero sí veo lo que pasa: el fútbol está secuestrado. No sé a quién se la escuché, pero me pareció súper certera esa frase. Está secuestrado por los representantes y por los intereses económicos que tienen las personas con más poder de decisión. Está súper malo el tema de los juveniles, las instalaciones, que no haya proyección, que todo lo que se haga sea un fanservice. Por ejemplo, ahora, con el diario del lunes, yo fui muy pro de que llegara Gareca —todos—, pero fue un fanservice que la gente pedía. Puedo estar equivocado, pero no hay inversión en los juveniles. El fútbol no lo están tomando como el fenómeno social que es, lo toman como un fenómeno económico.

Hay tanto cabro que se saca la chucha. Yo tenía compañeros en el colegio, deportistas, que eran futbolistas; se levantaban a las 4 de la mañana, vivían a la concha de su madre del centro de entrenamiento y tenían las condiciones según los profes. Pero se traen a una persona —no quiero que suene mal—, pero se traen a un argentino de Tigre que lleva cuatro goles. Volvemos al tema de los intereses. Hay tanto cabro que se pierde y podríamos hacer un tema social tan bueno en Chile con el fútbol y con los deportes en general. No hay políticas deportivas en Chile, y yo creo que eso emana para todos los deportes.

-¿Cuándo vemos a Pedro como concejal?

-Ni cagando me metería en la política, soy demasiado pasional, no podría.

Incursiona en nuevos campos

Tal cual un Digimon, Pedro se encuentra en una fase de evolución que lo tiene en diferentes misiones. Primero, El Late del Coloro, donde muestra su faceta de entrevistador, pero a su manera, y por donde ya pasaron el ex Niño Poeta y Otakin.

Asimismo, ¡cuidado, Pancho Saavedra!, pues el periodista, junto a una conocida compañía de telefonía, recorre Chile acompañado de distintos personajes famosos. Estuvo en la fiesta de La Tirana, en el norte, y posteriormente en la Fiesta de la Longaniza, en Chillán.

-Hablemos de tu futuro y presente. Estás haciendo colaboraciones con WOM, sacaste una comentada entrevista con Otakin en tu late.

-El Otakin siempre responde, es muy buena persona el gordo. Es un exceso de todo: de amabilidad, buena onda, de comida. De los pocos amigos que tengo en la industria junto con el Pollo, el Dunga y el Camilo Torres. Son los que más confío, con los que puedo hablar cosas personales, me interesa saber cómo están y me alegra mucho que les vaya bien.

-En un mundo con tantas luces, donde la gente te habla, pero a veces busca otra cosa…

-Hay que ser cuidadoso, porque cuando empezó a crecer el tema de la fama trato de ser súper reflexivo. Mucha gente se te acerca en buena onda, te dice “oye, qué bueno” y te ofrece cuestiones, pero eres desechable para todo el mundo, porque pasa el momento y después ya no te hablan más. Tengo un poco de ojo para cachar con quién sí y con quién no. Hasta el momento todavía no me han cagado.

-El late está bastante interesante, ¿qué se viene? Vemos otra faceta tuya, más Jimmy Fallon…

-Pero más cuma. Es que el programa está muy bien pensado porque lo hacemos con los chiquillos. Tuvimos a Jorge Rivas como piloto y de ahí aprendimos cosas técnicas que obviamente estábamos puliendo. Yo soy súper malo para prestar atención; los cabros me tienen que hablar como Bielsa le hablaba a —no me acuerdo qué jugador— porque me dijeron: tienen 15 segundos para que yo retenga la hueá, porque estoy todo el día pensando en algo. Otakin fue muy buen capítulo, salieron varias cuñas y las dinámicas estaban re buenas.

-¿Qué invitados piensan?

-Yo tengo dos posibles invitados que quiero traer. No sé si lo puedo decir, pero lo voy a decir igual: a la Luli o Aníbal Mosa, que es un personaje popular. Son el tipo de personas que queremos llevar al late: personajes que no se espanten con la pauta que armamos con los chiquillos.

-Y lo de WOM, ¿Cómo va?

-Estamos en pleno rodaje. El primer capítulo fue en La Tirana; fuimos con el Gringo y esa fue la cobertura más exigente física y mentalmente que he tenido. Fue en Pozo Almonte, nosotros nos quedamos en Iquique. Era todos los días de ocho a una, tres días seguidos, el sol, la altura… aparte que yo estoy un minuto al sol y quedo rojo como pichula de perro. Teníamos el freno de mano puesto porque era una fiesta religiosa, queríamos ser súper cuidadosos en no herir ninguna sensibilidad. El tema de la religión es complicado y preferimos respetar a cada quien con lo suyo.

Es un programa que está hecho más para la señora. Como dice Zalo Reyes, me pongo perfume acá en el pecho para darle el abrazo a la vieja chica. Me estoy abriendo a otros públicos. Ahora, el segundo fue para el público tradicional con Otakin en la Fiesta de la Longaniza: la idea era que el Otaka se comiera 200 longanizas, no sé en cuánto quedó el contador .Y el tercero te puedo adelantar que es en Rancagua, con un personaje que no se esperan… eso nomás puedo contar.

¿Speed penca?

A fines de enero, el streamer más conocido del mundo, Speed, visitó por primera vez Chile, causando una verdadera fiebre y caos en las calles capitalinas. Coloro cuenta los entretelones y el lado B de esta visita, donde tuvo una interacción con el estadounidense.

-Ese junte con Speed fue alto momento…

-Sí, pero pesado el hueón. Es bueno contextualizar que el hueón tiene 20 años, si no me equivoco.

-Tiene una vida familiar más o menos complicada también…

-Sí, lo echaron de la casa.

-Tiró fuegos artificiales una vez…

-Cómo no lo van a echar. Mira, esto yo lo supe porque el Pollo fue el host —somos súper amigos— y el Pollo mandó al grupo el DM que le llegó de Speed. En ese momento él grababa la premiere del Juego del Calamar 2 en Buenos Aires y yo me vuelvo loco, o sea, es Speed. Eso salió antes de que se especulara que venía a Latinoamérica. Y nosotros habíamos dicho: “tenemos que estar”. El Pollo lo pone y yo le digo: “ya po, démosle, es tu momento”. También un premio a los 10 años de trayectoria al Pollo, toda esta exposición que tuvo y creo que la supo capitalizar bien. Él fue buen amigo de incluirme a mí y a tres cabros más. Igual ayudé un poco en la producción y en las ideas, pero todo se cambió porque quedó la cagá.

-¿Qué ideas habían?

-La idea era que en vez de Flaitiano fuera el Papi Micky. En el documental del Pollo sale que nosotros pensábamos que estaba muerto, se decía eso. Entonces Tom, Tomás Santelices, el que hace el After del After y trabaja con hartos comediantes, llama a Papi Micky y le dice: “hola, Papi, ¿cómo estái?”. Y el hueón le dice “ándate a la conch…”, lo empapa a chuchadas y corta. Lo tratamos de llamar de nuevo, no contestó, así que ahí se la jugaron por Flaitiano. También estaba la idea de que entrara Leo Rey a cantar al bus, pero se accidentó un día antes; ahí salió la Combo Tortuga y creo que fue mucho mejor. También teníamos una pichanga organizada con Pablo Chill-E, Arturo Vidal, el doble de Arturo Vidal, el Pollo, Flaitiano y otras personas que no me acuerdo. Yo era el árbitro.

-Era buen partido ese...

-La idea de llevar al doble de Arturo Vidal se la di yo al Pollo. Le dije: “hagamos que se junten y que quede la cagá para que no sepan quién es quién”. Entra el Vidal falso primero y en el clip se muestra que le digo que le pegó a Messi. Y después, con mucha aura, entró Vidal, el verdadero. Quedó loco, porque Speed solo conocía a Alexis Sánchez; no sabía quién era viral, si no le gusta el fútbol. Se colgó del futbolero.

-¿Y cómo fue contigo? ¿pudieron hablar?

-Speed fue solo lo que se vio en cámara. Lo que supe después y lo que vi: puta, si te están recibiendo, se paraliza toda la hueá, hay una producción gigante, otros creadores organizando… hay que ser más consciente y respetuoso con el trabajo de otros. Llegó muy alzado. Bueno, puede hacerlo si tiene millones de seguidores, pero podí ser más punk rock —como dice Superman—, más bondadoso.

-Dime tres personas que te gustaría entrevistar...

-Jorge González, porque es un gran referente para mí, me encanta, creo que es súper importante y es el papá de todos los músicos chilenos. Está al nivel de Víctor Jara y la Violeta Parra. Álvaro Henríquez, porque mi grupo favorito son Los Tres y siento que tiene mucho que contar. Y Alexis Sánchez, porque nos ha dado más alegrías que todos los políticos juntos.