Oriana Marzoli quedó atravesada con Pamela Díaz luego que esta última en una actividad intentara robarle un beso a Facundo González, su expinche fuera del encierro de Ganar o Servir (Canal 13), lo que al día siguiente derivó en una feroz pelea.

Sin embargo, ya con esa tensión en el aire, todo se desató cuando “La Fiera” junto a otros participantes de la casa le alegaron a Facu que era “rasca” y “ordinario” que tuvieran que escuchar durante la noche los gemidos propios de la intimidad entre el argentino y la venezolana en el segundo piso. Los ánimos se fueron caldeando, especialmente entre ambos.

“A mí no me educaron así, en una casa vas a respetar a los demás”, disparó “La Fiera”. ”Es una cosa de decencia, y si no te gusta, para la otra voy a subir y te voy a hacer gritar yo”, amenazó.

En eso, se metió Oriana a defender su actuar, mientras que Pamela le insistía que era “una falta de respeto”, y le agregó que “te estás comiendo mis babas”, en alusión al romance que tuvo con el trasandino hasta el día antes del ingreso. “Hazlo de nuevo y grita más fuerte”, la desafió la chilena para sus próximos actos amatorios en la casona. “¿Me vas a pegar? ¿Es una amenaza?”, le consultó Oriana.

El griterío de Oriana

Así, mientras, fue Faloon Larraguibel quien ese agarró más fuerte con Oriana, con la primera defendiendo el punto de la “intimidad” y la otra el del “placer” sin importar que eso incomodara a los demás presentes. Facu intentó meter la cuchara para respaldar a su polola, pero Pamela lo echó cascando: “¡No me hables más!”, le disparó a él.

“¡De la cárcel al infierno!”, se puso a gritar la venezolana sarcásticamente. “¡A Oriana le gusta el sexo!”.

Ante el griterío de los presentes, Pamela le puso el pecho en frente y arremetió: “¿Qué necesitas?”, mientras la otra le decía que “no empujes”. “¡¿TE GUSTA QUE TE GRITEN ASÍ?!”, exclamó “La Fiera”. Luego bajaron en el tono, pero la discusión continuó con Oriana maullando como gato e intentando imitar a su contraparte. Y luego se puso a gritar “¡GRACIAS!” una y otra vez por toda la casona, hasta que llegó al oído de Pamela.

La situación finalmente quedó ahí nomás, y Pamela se sentó con algunos de sus compañeros de encierro: “Quiero pedir disculpas, pero como le gusta el hueveo, tenía que ponerme a su nivel para que no lo haga más”, se excusó y justificó.

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